
Al momento de efectuarse el entierro, la tarde del 2 de octubre, los habitantes de Concepción de manera multitudinaria solemnizaron con su presencia el triste acto de la pérdida del eximio liceano.
Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía, investigador del Archivo Histórico de Concepción.
Don Temístocles Rojas nació en Cobquecura, departamento del Itata, el 5 de junio de 1865. Sus padres fueron don Elías Rojas, hombre de costumbres austeras, y su madre doña Luciana Torres. Sus primeras letras las inicia en compañía de sus hermanos en su pueblo natal, hasta que a la edad de 12 años ingresó a los cursos de primer año del liceo de hombres de esta ciudad, el 11 de marzo de 1878. Era un hombre de viva inteligencia y buena conducta, destacado, según la consideración de sus maestros. Terminó sus humanidades en este mismo establecimiento en 1882 obteniendo la mayoría de premios y diplomas que se otorgaban en aquella época. Titulado de Bachiller en Humanidades, comienza con brillo sus cursos de derecho en la sección universitaria del Liceo de Hombres de Concepción, y en conjunto con sus estudios ocupó el cargo de inspector suplente de internos del mismo establecimiento. Una vez titulado de abogado, ingresó al profesorado del mismo liceo que lo formó, impartiendo las clases de cosmografía, geografía física e historia natural, ramos por los cuales él manifestaba particular predilección. En otros aspectos, perteneció a la masonería penquista y al Partido Radical, del cual pese a no ser un militante contingente no escapó a la venganza de los hombres, ya que producto de la revolución de 1891 fue destituido de su cargo de profesor, para luego ser repuesto nuevamente en sus labores, por decreto de la Junta de Gobierno del 10 de septiembre de aquel mismo año. A la muerte del rector del liceo, don José Mercedes García, se busca a un nuevo rector entre sus profesores, y todos ven en Temístocles Rojas al hombre indicado para dicho cargo, asumiendo el rectorado en propiedad del Liceo de Hombres de Concepción el 4 de noviembre de 1895, por Decreto Nº 2415 de 25 de septiembre de 1895. Era el Rector un hombre de 30 años, quien desde el puesto de un establecimiento de la importancia del Liceo de Hombres de Concepción, emprendió una labor más que fructífera: fomentó la biblioteca pública del liceo, difundió los conocimientos científicos y casi al momento de su muerte dejó el generoso legado póstumo de la colección completa de las obras de Sirey, valiosa enciclopedia de derecho de 110 volúmenes.
También mejoró los materiales de enseñanza, adquiriendo los primeros cuadros murales para la enseñanza de idiomas, gabinetes de física e historia natural, mejoró el mobiliario de las salas y comedores y adquirió las primeras instalaciones de un pabellón de gimnasia. Su constante preocupación fue conseguir un nuevo edificio que reemplazara el ya obsoleto en que trabajaba el liceo, anhelo que se lograría 6 años después de su muerte. Desde su puesto, sostuvo una lucha tenaz porque no se suprimiera el Curso Fiscal de Leyes del liceo y su ahínco principal era la creación de una Universidad para Concepción. Como hombre altruista, a, participó en todas las sociedades de importancia, ocupando cargos tanto de director como de presidente en todas ellas. Fue un faro en Concepción en el desarrollo de la cultura y el conocimiento. Cábele también el haber sido uno de los impulsores como director secretario en la organización del liceo de niñas de esta ciudad. Siendo muy joven aún, una larga enfermedad terminó con su vida el 30 de septiembre de 1909. Al momento de efectuarse el entierro, la tarde del 2 de octubre, los habitantes de Concepción de manera multitudinaria solemnizaron con su presencia el triste acto de la pérdida del eximio liceano.