Rodrigo Herrera Camus
Profesor Astronomía UdeC
Líder de Grupo Asociado Instituto Max Planck-UdeC

¿Existe un punto de conexión entre ciencia y arte? Motivados por esa pregunta, como Núcleo Milenio TITANS organizamos el pasado Viernes 30 de Julio un conversatorio que incluyó la presencia de destacadas astrónomas y astrónomos, que en simultáneo, desarrollan carreras artísticas en el mundo de la escritura, el teatro y la música. El diálogo completo está disponible en nuestro canal de Youtube “Astronomía en tu Casa”.

En mi opinión, los panelistas coincidieron que, si bien la ciencia y el arte tienen lenguajes distintos para aproximarse e interpretar el mundo en el caso de la ciencia, la matemática y el método científico, y en el caso del arte, las múltiples formas de expresión artística– existe un punto en común que tiene que ver con la creatividad y la imaginación. Estas dos cualidades se asocian con frecuencia a las artes, pero también resultan claves para el desarrollo científico. Por ejemplo, cuando un astrónomo se enfrenta a los misterios que ofrece una noche estrellada, no es sólo la tecnología disponible que entrega respuestas, sino más bien la capacidad del científico para identificar las preguntas importantes, la imaginación para pensar en todas las potenciales respuestas, y la creatividad para diseñar las observaciones y métodos de análisis que permitan encontrar soluciones. Esto a su vez, impulsa la creación de nuevas tecnologías, promoviendo un ciclo de desarrollo tecnológico y crecimiento para los países.

Ante la importancia entonces de la creatividad y la imaginación en el desarrollo humano, ¿estamos satisfechos de cómo estas se estimulan y desarrollan en nuestro sistema educativo? Según los panelistas, uno de los problemas que enfrenta nuestra educación actual es que tanto el arte como la ciencia se presentan como mundos totalmente desconectados, cuando en la realidad, juntos pueden producir experiencias educacionales que promuevan un aprendizaje mucho más significativo.

En este sentido, es imperante derribar las barreras, y pensar que ciencia y arte viven en veredas opuestas, o peor aún, que tenemos la capacidad de desarrollar sólo en una de estas al mismo tiempo, y por ende debemos elegir en el colegio si somos científicos o artistas. Mi sueño es que el espíritu renacentista se haga más presente en nuestras escuelas, y entendamos que el desarrollo integral y diverso de nuestras capacidades creativas, tanto en ciencia como en arte, nos ayudará a encontrar las respuestas a los nuevos desafíos que el siglo XXI nos presenta.