La urgencia en ésta elección no se resuelve así, la desconfianza que ésta medida despierta no le hace un favor al proceso. Se ve casi como un intento de ahogo a la democracia recién recuperada.
Camilo Carrasco
Tenemos hoy la posibilidad, y la urgencia creo, de bajar la velocidad e intensidad, la violencia y el rendimiento, en función de cómo estos “valores” nos han devastado como humanidad. La industria tiene la obligación, en función de la sobrepoblación, la crisis de residuos y la emergencia climática de innovar para producir menos pero mejor, más eficiente y sustentable, mejor trabajado y mejor preciado.
La idea de decrecer nos presenta una opción no sólo de supervivencia planetaria, en forma de preservación ecológica, sino también una opción de vivir más lento, mas tranquilamente, de experimentar estados basales de mejor-estar, de menor carga productiva y mayor ejercicio creativo. De incorporar de verdad el experimento creativo a la actividad económica. a las líneas productivas y comerciales, y a la creación de una forma de vida que sitúe a la humanidad en el buen vivir, y eso incluye abolir todas las formas de violencia. Sería ridículo buscar incorporar a las mujeres y disidencias sexuales y de género a la actividad económica sin antes reparar las cargas de violencia estructural, histórica y sistemática, o buscar mejorar la salud de una economía mientras el país que la envuelve aún sangra por violaciones a derechos humanos sin ninguna garantía de no repetición.
Sobre la restricción sanitaria en período electoral, se han enarbolado varias críticas al manejo de la pandemia del COVID-19, alegando que ha habido una mayor preocupación por la salud del mercado y la economía que por la salud de las personas, y podría llegarse a creer que es así observando la medida que, con camas críticas casi a tope, mantiene abierto el Retail y cierra los gimnasios.
Durante ésta semana, además, se hizo un llamado a reducir la movilidad y a no “acudir a Concepción”, lo cual además de ser una medida que llega casi un año tarde, dificulta las tareas de campaña para todas las personas que no tengan un amplio presupuesto para el pago de avisajes, publicidad en redes sociales o el despliegue de equipos pagados por todo el territorio.
Ante las dificultades que enfrenta un proceso electoral que requiere garantías democráticas como ningún otro, por ésta vez se dispone de dos días de votación, y se invita a pernoctar en los locales, lo que resulta ridículo, habiéndose podido habilitar más locales de votación.
La urgencia en ésta elección no se resuelve así, la desconfianza que ésta medida despierta no le hace un favor al proceso. Se ve casi como un intento de ahogo a la democracia recién recuperada.