8M y una respuesta necesaria

12 de Marzo 2021 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Lay-Len Wong Parra

No podemos dejar de tener en mente que el 11 de abril próximo Chile se convertirá en el primer país en escribir una Constitución con paridad de género.

Lay-Len Wong Parra
Abogada
Colectiva – Justicia en Derechos Humanos
Corporación y Oficina Jurídica.

Con un 8M recién pasado que se vivió de manera distinta, pero que ratificó que la lucha por la igualdad de género en el espacio público sigue más vigente que nunca, no podemos dejar de tener en mente que el 11 de abril próximo Chile se convertirá en el primer país en escribir una Constitución con paridad de género.

Dicha oportunidad histórica, no sólo supone el derecho de las mujeres a elegir y ser elegidas en igualdad de condiciones, sino que también plantea el desafío de votar por representantes que, en los hechos y en el derecho, hablen desde, por y para las mujeres.

Es por eso que llama profundamente la atención que candidatas a la Convención por el D20, como Rocío Cantuarias Rubio, propongan asumir la perspectiva de género en la nueva Constitución como una mera modificación al marco jurídico en el que las mujeres chilenas nos desenvolvemos todos los días, sin considerar las estructuras sociales subyacentes y los valores patriarcales que persisten hasta el día de hoy en la cultura nacional.

Cuando la candidata afirma que “cre[e] en la cooperación libre y voluntaria y, en una cultura de autonomía y responsabilidad sobre una de victimización”, lo que hace es negar la realidad material de las mujeres, sobre todo aquéllas en que se intersecan diversas identidades sociales junto a los sistemas de opresión y discriminación de la sociedad chilena, como es el caso de las mujeres pobres, rurales, migrantes, de pueblos originarios, privadas de libertad, miembras de la comunidad LGBTQIA+, entre tantas otras.

Más aún, el hablar del uso de una cultura de victimización de las mujeres como forma de discurso polítco, es demostrar poco conocimiento en relación a que el fenómeno de la violencia de género no sólo afecta a nivel individual a la persona que lo sufre (y a su entorno familiar), sino que repercute en todos los planos de lo público, especialmente el sistema de salud, el económico y el jurídico judicial.
Hablar de género en el proceso constituyente requiere adoptar una posición política en torno a los idearios liberales que ayudan a perpetuar las desigualdades estructurales entre hombres y mujeres y, por lo tanto, una concienciación a nivel colectivo de que – como dijera Carol Hanisch – lo personal es político.