Andrés Cruz Carrasco
Abogado, doctor en Derecho
En “La era del capitalismo de la vigilancia”, Shoshana Zuboff relata como en una cena un gerente de una fábrica de papel le pregunta: “¿Terminaremos todos trabajando para una máquina inteligente, o la máquina funcionará con personas inteligentes alrededor?”. Era 1981. De esta lúcida y premonitoria inquietud surgen otras preguntas, anteriores y profundamente políticas: “¿patria o exilio?, ¿señor o súbdito?, ¿amo o esclavo? Todas ellas son temáticas eternas relacionadas con el conocimiento, la autoridad y el poder que jamás lograremos zanjar de una vez por todas. No hay fin de la historia: cada generación debe afirmar su voluntad y su imaginación ante nuevas amenazas que nos obligan a juzgar de nuevo la misma causa en cada época sucesiva”.
La respuesta arbitraria y totalitaria a estas preguntas suele ser precipitada e incorrecta, que generalmente pretende dejar anquilosado un orden, ya sea por conveniencia de quienes la pregonan y por ignorancia, ingenuidad o desesperación de quienes los escuchan. Ante quienes sostienen tener una solución rápida y efectiva, que sustentan con tono mesiánico, mejor alejarse rápidamente de ellos, sobre todo cuando aspiran a su consecución a punta de palos y piedras o quemándolo todo. También resguardarse de los que por considerarse “expertos” creen ser dueños de todas las verdades, levantando complejos discursos interesados, apoyándose en curvas y estadísticas de dudosa seriedad, que terminan siendo igual de excluyentes que sus más violentos contradictores.
“¿Qué va a suceder? ¿Qué camino se supone debemos seguir?”, son incertidumbres que debemos ir despejando entre todos y si nos equivocamos, que sea un error compartido a partir del cual deberemos aprender.
En el futuro seguiremos engendrando territorios nuevos, con nuevas preocupaciones y riesgos. Nada es absolutamente predecible, pero podemos anticiparnos para generar el marco a partir del cual vayamos perfeccionando la pregunta para, de manera inclusiva, tolerante, en el contexto de un diálogo democrático en el que nos respetemos todos, caminar hacia una respuesta que satisfaga la voluntad general.
Los desafíos medio ambientales, el establecimiento de un modelo económico circular y solidario, las energías renovables, el uso sustentable del agua, la lucha contra la discriminación, las tecnologías de la información y la comunicación, la automatización del trabajo, el regionalismo político, la participación ciudadana, entre muchos otros temas, son dilemas que se entremezclan, lo que nos obliga a pulir la pregunta para ir aproximándonos hacia la mejor respuesta.