Opinión

Que nada eclipse a La Araucanía

Queremos que todas las provincias hablen, que se sientan dentro de una historia de la cual cada una es parte esencial.

Por: Diario Concepción 28 de Diciembre 2020
Fotografía: Pedro Neira Milchio

Pedro Neira Milchio
Médico

El pueblo Mapuche tiene una singular mirada de un Eclipse Solar. Significa reflexión, introspección y una búsqueda íntima de la sabiduría que puede generarse desde la oscuridad para luego apreciar mejor la luz. Contrasta con la vorágine de turistas que se desplazaron desde la capital a La Araucanía buscando presenciar el fenómeno en primera fila, como un show para atesorar, como tantos otros, en sus teléfonos o en las redes sociales.

Lo que seguramente no quieren ver son los impactos que dejan en las localidades que invaden. Basura, atochamiento y la sensación de que esos sitios desaparecen una vez que cierran la puerta del auto y retornan a sus ciudades de origen. Lo cierto es que en la Isla Mocha, Tirúa y en La Araucanía profunda, sus habitantes han luchado por años por conservar su esencia y a la vez ser reconocidos como un territorio ancestral, sagrado y que requiere de las mismas condiciones que cualquier otra ciudad “importante” para crecer y sostenerse.

Pero la mayoría del tiempo Arauco se siente aislado, desconectado de un territorio sobre el que se le promete y nada se cumple. Aislar es parte de una política que siempre prioriza a una élite por sobre el bienestar general. Por eso, estimo que uno de los asuntos esenciales al dirigir una Región, un país, es establecer el sentimiento de pertenencia haciendo todo lo humanamente posible por escuchar, conectar y relevar los problemas de quienes están más lejos, a quienes les cuesta acceder a los servicios, a la educación a la salud. A quienes se sienten discriminados por la distancia y ven lejano el bienestar por el abuso consciente o inconsciente de todos.

Como gobernación humanista nuestra propuesta es darle prioridad el diálogo directo con la gente, con las comunidades de pueblos originarios eternamente invisibilizadas. Una comunicación verdadera, no de juguete, en la que sean ellos mismos quienes propongan un modelo de conversación y de solución.

No queremos más centralismo dentro de la Región. Queremos que todas las provincias hablen, que se sientan dentro de una historia de la cual cada una es parte esencial. Ninguna zona puede eclipsar a la otra. Ésa es la tarea y ése es el compromiso humanista.

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