Recuentos y desafíos en materia tributaria chilena

26 de Diciembre 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Daniel Ibarra Aguirre

Lo que se viene para el 2021. El año que se inicia estará marcado por el proceso constituyente, oportunidad en que se debatirá acerca del régimen político y económico; el gobierno y administración interior del Estado; y la posibilidad de fortalecer los derechos sociales de las y los chilenos.

Daniel Ibarra Aguirre
Profesor del Departamento de Derecho Económico de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción

Hablar de tributos resulta siempre árido y controversial: la licitud del fenómeno impositivo dio lugar, según la Biblia, a una de las tantas discusiones entre Jesús y los fariseos; dos mil años después, George Harrison cantaba contra el gravamen a las grandes fortunas en la maravillosa “Taxman”.

Sin perjuicio de ello, a riesgo de tratar un tema impopular y para peor, con un enfoque poco creativo, he querido aprovechar este espacio para hacer un resumen de lo que nos deja en materia tributaria este difícil 2020, y exponer las que creo serán las principales discusiones que nos esperan el 2021.

Lo que nos deja el 2020. La Ley N° 21210, de febrero de 2020, constituye el principal hito en la materia. Su texto definitivo tiene como antecedente directo el llamado “marco de entendimiento” al que arribaron los Senadores integrantes de la Comisión de Hacienda de la Cámara Alta con el ministro Briones en noviembre del 2019.

Entre otros aspectos, este cuerpo legal eliminó el régimen de renta atribuida instaurado a partir de las reformas tributarias efectuadas por las leyes números 20780 y 20899 (de 2014 y 2016, respectivamente), manteniendo el sistema parcialmente integrado con tasa de 27% como régimen general, y creando un régimen especial para pymes100% integrado y con tasa reducida de impuesto corporativo.- En ambos casos, los empresarios habrán de tributar en sus impuestos finales sólo en la medida que retiren o se les distribuyan las utilidades.- Además, la ley creó un régimen de transparencia tributaria al que pueden sujetarse las personas naturales.

Por otro lado, en los meses de marzo y septiembre de 2020 se dictaron las leyes 21225 y 21256, que vinieron a establecer medidas tributarias destinadas a enfrentar los efectos económicos del Covid-19, destacando entre ellas la rebaja a 0% de la tasa de impuesto de timbres y estampillas que rigió hasta el 30 de septiembre de 2020; la reducción a un 10% de la tasa del impuesto de primera categoría para pymes, con vigencia hasta el año comercial 2022; el establecimiento de un mecanismo de depreciación instantánea; etc.

Lo que se viene para el 2021. El año que se inicia estará marcado por el proceso constituyente, oportunidad en que se debatirá acerca del régimen político y económico; el gobierno y administración interior del Estado; y la posibilidad de fortalecer los derechos sociales de las y los chilenos. En ese contexto la regulación constitucional de los tributos resultará esencial, habida cuenta de que es a través de estos gravámenes que se financia la mayor parte del gasto público que pueda involucrarse en las decisiones que se adopten.

Por otro lado, en octubre de 2020 el Ministerio de Hacienda conformó la “Comisión Tributaria para el Crecimiento y la Equidad”, órgano que deberá efectuar un análisis detallado sobre nuestra estructura y carga tributaria, así como estudiar la razonabilidad económica de mantener, modificar o eliminar aquellas exenciones o regímenes especiales vigentes que reducen la recaudación impositiva.- La Comisión tomará como punto de partida el informe elaborado al efecto por expertos de la Ocde y del FMI, y sus propuestas serán entregadas en junio de 2021.-

De esta apretada síntesis emana que la agenda tributaria ha sido fijada, principalmente, por las exigencias ciudadanas levantadas y/o derivadas del estallido de octubre de 2019, y de la crisis sanitaria y económica surgida por la pandemia de Covid-19, las cuales han obligado a los legisladores a conjugar medidas que permitan una óptima recaudación impositiva que ayude a financiar la actuación social del Estado, con aquellos instrumentos que contribuyan a una reactivación económica. Desde esta tribuna no me queda sino desear que dichos objetivos se cumplan, en aras de tener un año mejor que aquel que se nos va.