De Constitución y proyecto social

09 de Diciembre 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Cuando se habla de promover en la constitución “un” proyecto de sociedad hay que estar alertas.

Andrés Cruz Carrasco
Abogado, magíster Filosofía Moral

Las Constituciones militantes ponen en riesgo la política representativa, ya que ésta se hace de la contingencia. Un constitucionalista como Jaime Bassa sostiene: “El principal desafío de la democracia constitucional, entonces, es garantizar el equilibrio entre el texto constitucional y la soberanía popular, de modo tal que aquel recoja los elementos que garanticen una vida democrática en común, pero sin imponer un proyecto de sociedad en particular”. Es muy diferente formar parte de una convención constitucional que de un parlamento. El compromiso constitucional, honesto y transparente, debe forjarse más allá de las legítimas demandas de nichos específicos. Confundir esto puede ser peligroso. La convención constitucional no puede ni debe suplantar la función que le corresponderá cumplir al congreso, que deberá hacerse cargo de generar las leyes necesarias para enfrentar la contingencia, ni la del órgano ejecutivo que deberá velar por implementar las políticas públicas indispensables para hacerse cargo de las necesidades de los miembros de la sociedad.

Cuando se habla de promover en la constitución “un” proyecto de sociedad hay que estar alertas. La constitución no puede hacerse cargo de toda una problemática cultural que puede contribuir a solucionar, pero por la vía de generar los espacios y medios para gestionar la diversidad social y no imponer una de ellas como la única posible. Lo contrario sería dejar amarrada a la ciudadanía a un proyecto social, restándole todo sentido a la idea de participación y gobierno democráticos, indispensables para que con los insumos de la realidad contingente se vaya construyendo un futuro. Las mayorías de hoy pueden ser muy distintas de las de mañana, así como el contexto puede ser diferente y una constitución debe adaptarse para poder soportar el transcurso del tiempo, entregando a la democracia, cuyo desenvolvimiento asegura, que determine el curso a seguir en el día a día.

Los procesos democráticos, que deben considerar como base a las comunas, provincias y regiones, no se agotan con la redacción de una constitución. Los cimientos para una sociedad inclusiva y respetuosa de todos surgen de estos procesos. Nadie, por muchas jinetas académicas que tenga o por decirse la voz de uno u otro grupo, por muy atractivo que pueda parecer un discurso simple, pero ingenuo o poco honesto, puede decir que una carta fundamental puede hacerse cargo de todos los problemas particulares de la sociedad. Esto es generar expectativas desmedidas y falsas. Dante lo dice mejor: “el camino hacia infierno está plagado de buenas intenciones”.