Desde tiempos inmemoriales el hombre ha sufrido producto de catástrofes, enfermedades, pestes y pandemias, lo que ha traído como consecuencia mortandades masivas y el despoblamiento de extensos territorios. Concepción no estuvo ajeno a ninguno de estos flagelos y donde más se experimentó este mal fue en la población de infantes que sufrió con altas tasas de mortalidad, que hoy podemos observar en las páginas estadísticas de los libros de nuestro cementerio local de comienzos del siglo XX.
El problema llamo la atención de una serie de mujeres piadosas, que reunidas van a dar nacimiento a una serie de instituciones en pro de la defensa de la infancia, entre ellas doña Leonor Mascayano quien en compañía de su marido el medico Pedro Villa Novoa van a desarrollar una idea de crear un hospital para niños en Concepción.
Leonor Mascayano Polanco nace en 1851. Bautizada en la parroquia de Putaendo el 10 de febrero de 1855, era hija de Don Ramón Mascayano y de Doña Leonor Polanco. Se encontraba emparentada con el presidente de la república Don José Joaquín Pérez Mascayano, lo que la hacía pertenecer al círculo de la elite nacional. Casada en Concepción con Don José Agustín Vargas Novoa en 1889, quien ocupó diversos cargos públicos entre ellos, diputado por Lebu entre 1882-1885 y Rere entre 1885–1888 e intendente de Concepción entre los años 1888–1890 y 1901–1903, lo que permite a Doña Leonor relacionarse con un grupo de destacadas mujeres esposas de connotados penquistas quienes se unieron en una fructífera labor en pro de la infancia.
Luego de enviudar en 1905, contrajo nuevamente nupcias en 1908 con el distinguido médico penquista, Don Pedro Villa Novoa, quien aporta a esta unión 2 hijas. El estado de la ciudad de la época y las conversaciones diarias con su marido permiten a doña Leonor entender la situación caótica por la que pasa la salud en Concepción, debido a frecuentes epidemias que asolaron a nuestra ciudad como lo fueron la alfombrilla, la viruela, la tuberculosis y debido a la mala higiene el cólera. Concepción tiene tasas de mortalidad infantil que superan la media de cualquier país de 10.440 nacimientos, fallecen 2.888 en menos de un año.
La figura de esta dama penquista por adopción, se levanta junto a un grupo de colaboradoras para crear en nuestra ciudad una serie de instituciones como lo son “La Sociedad Protectora de la Infancia de Concepción” en 1902, el “Hospital de niños” en 1909, el que hoy lleva su nombre, “Un Ajuar Infantil “ en 1916, “Un Hogar de Ciegos” en 1926, “La Gota de Leche” en 1927 y una serie de otros emprendimientos que en el silencio de su nombre funcionaron y funcionan en nuestra ciudad.
Cabe mencionar que en la casa de Doña Leonor se discutieron y se llevaron a cabo numerosas otras obras en que estuvo involucrado su marido, el médico Don Pedro Villa Novoa, quien era miembro activo del comité Pro Universidad de Concepción, Pro Hospital Clínico de Concepción, obras que hoy son un orgullo de nuestra ciudad.
Vuelta a enviudar en 1936, Leonor abandona Concepción para residir en Santiago donde un 18 de enero de 1944 entrega su alma a Dios. La noticia conmueve a la sociedad penquista y sus restos son trasladados por ferrocarril a nuestra ciudad para recibir sepultura de acuerdo a su petición en el lugar de su mayor obra, el Hospital de niños de Concepción. Coincidió el hecho con la presencia en Concepción del presidente Don Juan Antonio Ríos Morales quién señaló que el deceso constituía una gran pérdida para el país.
La tradición nacional nos enseña que todo legado nunca cumple el destino para lo que fue hecho, como ejemplo de ello se tiene la plaza don Bosco hoy edificada completamente, el palacio y museo militar donado por Zulaica hoy desaparecido y otras tantas. Luego del terremoto de 1939 que destruyo nuestro antiguo hospital ubicado en el parque Ecuador casi con la intersección de avenida Pedro de Valdivia, se construyó allí un hospital en madera de emergencia que se mantuvo por muchos años hasta la inauguración en el año 1940 del hospital regional trasladándose a este el Psiquiátrico, para luego de algunos años sacar los niños del antiguo legado dejado por doña Leonor para transformar el recinto en un hospital Psiquiátrico. Ironía histórica.
Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del archivo histórico de Concepción