Opinión

Cementerio de Concepción

En la cultura universal no existe pueblo ni etnia que no haya dejado un momento de reflexión ante el hecho de la muerte. Un cementerio no sólo alberga cuerpos, lápidas e inscripciones. Allí se encuentra el pasado con antiguos moradores que hicieron la historia y el devenir de los pueblos.

Por: Diario Concepción 01 de Noviembre 2020
Fotografía: Diario Concepción

Alejandro Mihovilovich Gratz
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

En la cultura universal no existe pueblo ni etnia que no haya dejado un momento de reflexión ante el hecho de la muerte. Un cementerio no sólo alberga cuerpos, lápidas e inscripciones. Allí se encuentra el pasado con antiguos moradores que hicieron la historia y el devenir de los pueblos. De allí, que cada cultura ha elaborado una ceremonia y un lugar donde inhumar a su gente y tener lo único que queda de ella, el recuerdo.

Concepción, no ha sido ajeno a todo esto, desde su fundación y hasta el traslado en 1751, la cuidad sepultaba a sus vecinos en lugares privados o en las iglesias. Luego, contó con varios lugares. Uno de los principales fue el existente en la manzana asignada a los Jesuitas, cuyo sitio hoy ocupa el Edificio Amanecer (esquina de Colo Colo con O’Higgins); allí estuvo, por años, unos de los principales cementerios. Otros lugares de sepultación lo constituyeron la Iglesias de San José ( Maipú con Lincoyán) y el Templo de la Pompeya o Iglesia de Santo Domingo (Lincoyán con San Martín).

Otro importante fue en el Regimiento que existía en la primera manzana de Barros Arana con Prat, en cuyo interior existió un cementerio militar, para la inhumación de su gente. Otro cementerio que, hasta los días de hoy, podemos visitar es el que existe en la Catedral de Concepción donde reposan varios de los obispos, que decidieron hacerlo en nuestra ciudad.

El concepto de entierro en iglesias u otras instituciones trajo como consecuencia el problema que ocasionaba la sanidad y como resultado de esto tomó carta la autoridad, sacando el 31 de Julio de 1823, la ley de Cementerios con el fin de designar un lugar especialmente dedicado a la inhumación de cuerpos.

El lugar que hoy ocupa nuestro cementerio, fue en parte donado y en parte comprado; en su inicio las tierras adjudicadas recibían el nombre de Chacarillas de Chepe, lugar que con gran esfuerzo fue aislado, construyéndose sus muros exteriores y comenzando a funcionar a partir de 1841. El cementerio fue administrado por la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Dios, y luego pasó a la Junta de Beneficencia de Concepción. Hoy lo administra la Corporación Semco, que además se encarga de la Biblioteca Municipal, la Galería de la Historia y el Hogar Protegido.

Luego de los terremotos de 1939, 1960 y 2010, las instalaciones del cementerio sufrieron los embates de la fuerza de la naturaleza, destruyendo parcial o totalmente sus hermosos mausoleos, dejando en el piso algunas estatuas valiosas, que el tiempo fue cubriendo con la vegetación.

Luego de un trabajo metódico y profundo hecho por expertos, llegados desde Italia, se despejo y dejó a la vista, colocando en valor, antiguos mausoleos y estatuaria que hoy representa un rico material, tanto museológico como histórico, puesto a disposición del público. Allí podemos observar hoy nuestra antigua arquitectura neoclásica francesa, que tanto distinguió a nuestra ciudad, como a su vez, hermosas esculturas, tanto de artistas italianos como nacionales, como lo son las del mausoleo de Pedro del Rio Zañartu o la bella escultura de mano de Nicanor Plaza, que decora el mausoleo de la Familia Castellón.

El Cementerio de Concepción, cuenta hoy con una tumba declarada monumento nacional que corresponde a la que ocupa el General José María de la Cruz y, se encuentra en trámite, las tumbas pertenecientes al Coronel Herminio González y la de Pedro del Río Zañartu. Hoy podemos decir, que visitar nuestro camposanto se ha transformado en un sitio obligado para quien quiera conocer la historia de nuestra ciudad.

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