Opinión

Presupuesto de Cultura: ¿En qué invertir?

Se ha dejado de lado ese rol inclusivo, articulador de identidades y de cohesión social que desarrolla la cultura en los territorios.

Por: Diario Concepción 05 de Octubre 2020
Fotografía: Pablo Gaete Villegas

Pablo Gaete Villegas
Magíster en Arte y Patrimonio UDEC
Director de Balmaceda Arte Joven Biobío

Entramos al mes de octubre y comienza el debate sobre el presupuesto de la nación para el año 2021. En este contexto, un sector del mundo de la cultura viene realizando gestiones para evitar un recorte presupuestario, lo que sería aún más perjudicial. Como sabemos, son miles los artistas que se encuentran sin poder trabajar desde el inicio de la pandemia. Pero es importante insistir que también están cesantes los técnicos, los que están tras bambalinas y que juegan un rol fundamental a la hora de conectar con los públicos la producción artística, los encargados de poner en escena o exponer en galerías y otros espacios los resultados del proceso creativo. Aquí nos referimos a tramoyas, sonidistas, vestuaristas, escenógrafos, iluminadores y guionistas, entre otros. Si a ello sumamos la pérdida de los empleos relacionados con las itinerancias artísticas como transporte y alojamiento, el daño laboral es aún mayor.

Se constituyó una “bancada cultural” integrada por diputados y senadores, principalmente de oposición, para apoyar desde el Parlamento la defensa del presupuesto. Lo positivo fue que también un grupo de diputados oficialistas participó enviando una carta al ministro de Hacienda solicitando evitar los recortes. Al mismo tiempo se inició por redes sociales una campaña para sensibilizar a las autoridades y a la comunidad de la necesidad de avanzar al 1% del presupuesto nacional. Pues aunque cueste creerlo, actualmente el presupuesto para cultura en Chile alcanza la menguada cifra del 0, 34%.

Pero lo importante aquí es señalar para qué se requieren estos fondos. O dónde poner el foco cuando son tan escasos. Un debate que a veces confunde a la ciudadanía por la subjetividad evidente que genera la actividad artística y cultural. Por eso, es importante buscar argumentos en estudios e investigaciones académicas y en los datos de los observatorios que dan cuenta de las falencias por corregir. Un ejemplo es el reciente libro de Tomas Peters, “Sociologías del Arte y de las Políticas Culturales” quien advierte que la mala calidad de la educación generará una distancia del público masivo con respecto al arte contemporáneo. Y que las políticas públicas se han enfocado en las producciones más que en rescatar la rica cultura popular chilena o en fomentar una educación artística con más recursos y mayor presencia en la educación pública. Compartimos con él que se ha dejado de lado ese rol inclusivo, articulador de identidades y de cohesión social que desarrolla la cultura en los territorios. Esperamos que esta vez el debate no esté puesto sólo en las cifras sino también dónde y porqué invertir en cultura.

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