Opinión

Festejos del 18 de Septiembre

Por: Diario Concepción 20 de Septiembre 2020
Fotografía: Diario Concepción

La Independencia de Chile fue, como todos sabemos, un proceso largo, que duró más de 20 años y que partiera el 18 de Septiembre de 1810, con la Primera Junta Nacional de Gobierno. O primer Gobierno propio. La fecha fue tomando cuerpo en la ciudadanía, y ya a partir de la década de 1830 comenzó a festejarse con un sinnúmero de actividades, que para el caso de Concepción, partían en la Alameda, sector ubicado al pie del Cerro Caracol y a la orilla de una larga hilera de álamos, que eran los árboles que daban el nombre a este tradicional paseo, hoy y desde 1911 Parque Ecuador, en homenaje al aporte hecho por dicho país al terremoto y damnificados de 1906 en Valparaíso.

Partían las festividades con la misa de acción de gracias a la cual concurrían autoridades y vecinos, luego los festejos incluían las populares carreras de caballo, con apuestas de la concurrencia, en plata al caballo tordillo, al bayo, etc. y al término de la carrera, se perdiera o se ganara, venía la celebración con numerosos aros de vino, chicha, abrazándose tanto ganadores como perdedores.

Acompañaban también estas festividades las ramadas, donde se bailaba al ritmo de cantores y vihuelas, la cueca chilena y otros bailes de época que duraban el 18, 19 y 20 de septiembre, hasta avanzadas horas de la noche. Era una fiesta chispeante y llena de colorido. No obstante lo anterior, todos esperaban la noche del 18. Esa noche, lloviera o no, al pie del cerro se quemaban castillos de fuegos artificiales. Era una fiesta que atraía la atención de todo el mundo, con voladores de luces, bombardas, cometas, que salían disparadas el espacio, iluminando las sombras de la noche, con una verdadera fiesta de colores, que pasaban del rojo al azul, luego de haber pasado por el amarillo o el verde.

A este espectáculo concurría toda la población, en especial los niños, que veían con emoción este tipo de festejos, acompañado con degustación de churros, pasteles, y otros manjares hechos para la ocasión , como las manzanas confitadas, el turrón, además, del remolino, el organillero y otros elementos que no podían faltar, como las banderitas chilenas, y al final la muestra terminaba con la elevación de globos de papel que con una mecha encendida en su base, se elevaban desde el pie del cerro y se perdían en la inmensidad de la noche.

Hoy, los álamos ya no existen, por orden municipal: en 1906 y tras muchas discusiones, un grupo de leñadores entró a cortar los añosos árboles que daban sombras a la base de nuestro Cerro Caracol, para transformar este sector en un parque al nuevo etilo francés, con caminos o avenidas que lo recorren, una la actual calle Víctor Lamas y la otra pegada al cerro que hoy se denomina Veteranos del 79.

Por innumerables problemas, las fiestas se fueron trasladando del Parque Ecuador a otros lugares más aptos. Tenemos bellas noticias de lo que fueron las fiestas en Chiguayante, cuando la comuna pertenecía a Concepción o en la actual avenida Manuel Rodríguez, que también fue ocupada para estos eventos.

Pero quiérase o no, la tradición del festejo del 18 de Septiembre se ha hecho carne en la vida del chileno, que con orgullo festeja este aniversario patrio que dio vida a la nación y territorio en que hoy vivimos. Esperamos salir, en algún momento, de esta pandemia que hoy nos impide festejar como siempre lo hemos hecho.

Alejandro Mihovilovich G.
Profesor de Historia y Geografía
Investigador del Archivo Histórico de Concepción

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