Opinión

Plebiscito y Plebiscitos

La figura del plebiscito ha transformado la vida política de los países, en cuanto pasó de ser una herramienta excepcional a una corriente.

Por: Diario Concepción 29 de Agosto 2020
Fotografía: Programa Estudios Europeos

Sergio Sepúlveda Sepúlveda
Magíster en Historia
Integrante del Programa de Estudios Europeos UdeC.

Hace algunos días se inició la campaña para el Plebiscito Constitucional, que debe realizarse este 25 de octubre, y frente al entretelón electoral que mantendrá a la clase política ocupada por dos meses, es necesario hacer un recordatorio de cómo se ha ido desarrollando el termino y su finalidad.

Manuel García Pelayo dijo: “es consulta al cuerpo electoral sobre un acto de naturaleza gubernamental o constitucional”. Y surge en la antigua República Romana, tras las luchas sociales que crea al Tribuno de la Plebe como defensor de los plebeyos frente a cualquier decisión del Senado o de un magistrado patricio contrario a la plebe, gozando este personero de inviolabilidad. Este era elegido en los Concilia Plebis, en las que emanaban también disposiciones legales denominada plebiscitos (lo que el pueblo mandata). Esto provocó diversos cambios en la vida política romana; por ejemplo, la Lex Valeria Horatia de 449 a.C. impone la obligatoriedad de los plebiscitos y, finalmente, tienen rango de ley desde el 286 a.C. (Lex Hortensia).

En Europa, con el liberalismo y el concepto de soberanía popular, se empezó a tener en cuenta este mecanismo como forma de consulta a la población sobre diversos temas; por ejemplo, en Francia, Napoleón fue autorizado por este mecanismo a ser coronado como Emperador, camino que tomó su sobrino Napoleón III en 1852 y abusó de ese mecanismo. Hitler en 1934 llama a consulta para asumir el puesto dejado por Hindenburg tras su muerte, o en 1938 con el Anschluss que anexó Austria a Alemania.

Pero, también, se usó para cambiar el régimen político en Italia desterrando a la monarquía en 1946, o avalar la Constitución francesa en 1958; por lo tanto, la figura del plebiscito ha transformado la vida política de los países, en cuanto pasó de ser una herramienta excepcional a una corriente. En los últimos 20 años ha sido la tónica para que los gobernantes convoquen las urnas frente a decisiones difíciles, específicamente relacionados con temas referidos a la Unión Europea, siendo famosos los procesos de integración por parte de varios países, pero también el NO a la Constitución Europea y el Brexit, entre otros.

En nuestro caso, para que el proceso fortalezca nuestra alicaída democracia, se espera una campaña en que el debate de ideas sea lo central y dejar de lado lo banal que se observa en redes sociales, para que efectivamente se logre el objetivo de discutir mejorías o una nueva Carta Magna y evitar que los grupos que no quieren paz ni democracia terminen adueñándose de lo que renegaron con el “Acuerdo por la paz social y una nueva Constitución”.

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