La descentralización del poder y la elección de Gobernador Regional

16 de Agosto 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

La descentralización debe estar basada en fundamentos racionales, planificada e integral basada en un mínimo de realismo que impulse, efectivamente, la descentralización.

José Bidart Hernández
Profesor de Derecho Constitucional de la Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales de la Universidad de Concepción.

Señalemos desde ya que el propósito descentralizador establecido en nuestra Constitución Política se encuentra incumplido, lo que se ha constatado claramente con la actual pandemia en nuestro país. El objetivo de la reforma que creó el cargo de gobernador regional y su elección democrática debe apuntar a no poner en riesgo el carácter unitario del Estado. Por el contrario, la organización propia que debe establecerse paulatinamente es la del Estado Regional, a pesar de que esto despierta temor en los partidos políticos y las tendencias centralistas.

El Estado Regional tiene identidad propia, pues no puede ser incluida entre los Estados compuestos, dado que la región política es conceptualmente una persona jurídica de derecho interno, y nunca podrá ser catalogada como Estado miembro.

El Estado Unitario ha producido graves ineficiencias administrativas y limitado el crecimiento económico. La rentabilidad social ha privilegiado siempre a las grandes agrupaciones humanas, por lo que es posible de no corregirse lo anterior, se siga reproduciendo el centralismo actual con la reforma.

En la nueva normativa, se acepta que nuestro Estado de Derecho Constitucional no es capaz de resistir una estructura regional con autoridades elegidas popularmente, pues debe contener bisagras designadas por el Presidente de la República como son el delegado presidencial regional y el delegado presidencial provincial. Estas se supone evitarían diferencias que podrían presentarse entre el Estado Unitario que contiene un sólo centro de poder y varios en las regiones respectivas, lideradas por autoridades elegidas democráticamente.

No estamos en el mejor momento dado que no existen instrumentos adecuados de gestión para una descentralización efectiva en materias administrativas, políticas y fiscales que acompañen a un gobernador regional elegido por sufragio popular.

Falta no sólo una Ley de Rentas Regionales, que aumente el gasto descentralizado siguiendo los índices de los países integrantes de la Ocde.

Está pendiente un debate acabado sobre la división política y administrativa del Estado, que establezca el número de regiones por largo tiempo y que constituya a éstas en unidades territoriales que cuenten con los sistemas productivos que integren transferencia científica, tecnológica y que sean verdaderas identidades regionales, históricas y culturales.

De no generarse las condiciones necesarias a partir de una institucionalidad adecuada, se corre el riesgo de deteriorar la gobernabilidad. Basta ver las diferencias que se han observado entre los Alcaldes y las autoridades del nivel central a raíz de las medidas sanitarias que hemos visto en estos meses.

Debiera establecerse un rango vinculante y no transitorio a un conjunto de competencias en el marco de un nuevo trato con las regiones, que debe formar parte de la realización de la elección del gobernador regional, ya sea mediante ley o constitucionalizando las competencias lo que existe en otras Constituciones, como también las bases de la descentralización fiscal.

Finalmente, la descentralización debe estar basada en fundamentos racionales, planificada e integral basada en un mínimo de realismo que impulse, efectivamente, la descentralización. Si algo justifica el proceso constituyente es hacer las cosas bien de una buena vez a través de un esfuerzo de envergadura.