El plan B

19 de Junio 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Presidente Fundación República en Marcha

La pandemia, en cuanto oportunidad entrega a partir de la reactivación económica posterior a la emergencia Sanitaria y social la oportunidad de actualizar el sistema productivo y adaptarnos a los cambios vertiginosos y disruptivos.

Augusto Parra Ahumada
Presidente Fundación República en Marcha

Perseguir el triple impacto (económico, social y ambiental) de manera simultánea, con un compromiso de mejora permanente, sin renunciar al lucro como motor de la economía es la ética utópica de las industrias disruptivas que buscan soluciones de reemplazo a las industrias tradicionales con base en la ciencia, la tecnología, el conocimiento, la innovación y el desarrollo.

En el estímulo a un plan B, en el sistema productivo, económico, social la política puede ser un aliado que haga la diferencia entre los países que alcancen el desarrollo y lo sustenten en el tiempo y aquellos que se rezaguen.

Las regiones constituyen de manera natural el territorio de resistencia a la economía lineal, desde donde es posible generar ecosistemas colaborativos que implementen alianzas multisectoriales que hagan posible desde los sectores, públicos, académicos, privados y de la sociedad civil, establecer la colaboración para estimular la Innovación y el desarrollo i+D para alcanzar ambientes creativos que permitan alcanzar una mayor inteligencia a partir de la incorporación de variables económicas, sociales y ambientales en los ámbitos tanto productivos como territoriales y políticos para alcanzar una mejor calidad de vida, marcada por la capacidad de adaptación a los cambios, a partir de la adquisición de las habilidades necesarias, para alcanzar mayor competitividad y empleabilidad, combatiendo la emergencia climática y liderando y abordando la cuarta revolución industrial para buscar su impacto positivo y disuadir sus amenazas.

La pandemia, en cuanto oportunidad entrega a partir de la reactivación económica posterior a la emergencia Sanitaria y social la oportunidad de actualizar el sistema productivo y adaptarnos a los cambios vertiginosos y disruptivos.

Este es el momento del punto de inflexión, es el que permite abrazar la ética de la utopía del triple impacto sin necesidad de sustituir la exitosa democracia liberal y la economía de libre emprendimiento sino más bien a partir de la corrección estratégica del modelo de desarrollo para orientarlo al bien común.

La sombra de la distopía conservadora puede ser lineal, extractivista o simplemente anacrónicas apegada a viejos paradigmas y que simplemente no han dado resultado.

El cambio de paradigmas es necesariamente a partir del cambio de conciencia desde los territorios podemos estimular la colaboración y mostrar que es posible gestionar mejor nuestras emociones y superar la política pequeña del rédito pequeño y de trincheras y esas desconfianzas y miedos que dificultan la cooperación y el ejercicio de la ciencia y la razón.

Es el motor utópico de la inclusión, del bien común y de los beneficios compartidos. El vector de los cambios de paradigma y la pluma para escribir las letras más hermosas de la historia del siglo XXI, dónde las generaciones actuales comenzamos a pensar el Chile de las próximas generaciones.