Negociación en tiempos de crisis

07 de Mayo 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Claudio Flores

Desde esta perspectiva, no cabe duda de que un acuerdo da mejores garantías a los intervinientes.

Claudio Flores
Abogado de la Universidad de Concepción

La prensa del 24 de abril pasado nos sorprendió anunciando el inicio del Procedimiento Concursal de Reorganización de Enjoy, destacando el hecho esencial en que exponía que la decisión fue tomada en base a su situación financiera actual, los flujos futuros y la situación de pago para con sus Acreedores; tanto el estallido social como los efectos del Covid-19 derivaron en la ausencia de ingresos de su giro. Situaciones como ésta seguirán replicándose.

Nuestra legislación concursal se estructura en torno al principio de conservación de la empresa, y este procedimiento es una herramienta para reestructurar pasivos, procurando la continuidad de una empresa viable; se busca mantener el giro, patrimonio y relaciones contractuales de la empresa, al menos durante el tiempo de negociación.

Desde esta perspectiva, no cabe duda de que un acuerdo da mejores garantías a los intervinientes de satisfacer sus intereses frente a la alternativa de ejecución individual. Para proteger estas negociaciones la ley incorporó la Protección Financiera Concursal, la que corresponde a la empresa deudora para que pueda negociar en un marco de tranquilidad, ajena a procedimientos compulsivos que signifiquen la pérdida de la unidad productiva. Implica que no podrá solicitarse ni declararse su liquidación, ni iniciarse juicios ejecutivos u otras ejecuciones, o restituciones en los juicios de arrendamiento. Su duración será de 30 días prorrogables hasta 90 en caso de cumplirse los quórums legales.

Es lógico que un acreedor pretenda valerse de todos los medios para recuperar sus créditos, sin embargo, atendida la situación económica actual, el resultado de las gestiones individuales será negativo para todos los intervinientes y stakeholders, generando, entre otras:

Bajo recupero para el acreedor. El mercado no está pagando lo que costaban las cosas antes de la crisis.

Pérdida de una unidad productiva, que afecta a toda la economía, especialmente a inversionistas, trabajadores y al fisco.

Efecto dominó. Inicio de una cadena de incumplimientos en un ecosistema económico.