Opinión

Con esperanza y visión de futuro

Por: Diario Concepción 04 de Mayo 2020
Fotografía: Diario Concepción

Jaime Tohá González
Diputado de la República

Una crisis puede enfrentarse de distintas formas y desde diversos ángulos. Así, será chance para algunos de expresar un desahogo contenido y, para otros, en cambio, un escenario propicio para modificar ciertas rutinas que, aunque no dañinas, bien vale cambiar. Habrá también quienes frente a ella verán una oportunidad de maximizar beneficios para conquistar nuevas posiciones.

Sin embargo, existen también los que creen en dar un servicio que sea reflexivo y abierto, y con ello hacer una contribución que permita sortear las zozobras. Un trance complejo como el que vivimos, constituye un emplazamiento no sólo material, sino también moral, para mostrar lo mejor o peor de sí. Y acá la política no es una excepción. Hasta antes de esta pandemia, vivimos el comienzo de un proceso de cambios cruciales para el futuro político del país, el cual se ha aplazado porque somos destinatarios, además, de una crisis mundial. Por ello y en razón de un mejor destino, resulta imprescindible que las fuerzas políticas en su conjunto construyan caminos de unidad, diálogo y entendimiento. Sin esos puentes, la cuarentena no será un fenómeno circunscrito a lo sanitario, sino que alcanzará, además, la discusión de los asuntos públicos. Un confinamiento, como suerte de trinchera, no sólo nos divide y nos aísla, sino que es genuina expresión de la negación de los desafíos que tenemos como nación: administrar una grave crisis de salud pública, levantar la economía y, próximamente, dar vida a un proceso constituyente que debe resultar exitoso para Chile.

Sólo la unidad frente a este desastre hará que tengamos un país en el cual, en un futuro cercano y con las herramientas de la democracia, podamos revisar nuestras diferencias legítimas. Hoy, la tarea es suspender las disputas inoficiosas, los discursos altisonantes y acusadores, y entender que los temas contingentes por legítimos que sean deben ser pospuestos. Salvar vidas, atender las directrices de la autoridad sanitaria, cuidar el empleo dando apoyo a las empresas y a quienes trabajan por cuenta propia, es lo único que debe movernos como ciudadanos y servidores públicos. En un país que lucha por sostenerse, el egoísmo -manifestación perversa del individualismo- es un lujo en el que Chile no puede ni debe incurrir.

El mundo cambia aceleradamente, en medio de una crisis sin precedentes, y nosotros con él. Es hora que el país, con esperanza y visión de futuro, inicie un proceso de reflexión para un mañana que será distinto, en un mundo que tampoco volverá a ser igual.

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