El costo de la vida en el Universo

30 de Abril 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Roger Leiton

La próxima vez que te comas ese trozo extra de chocolate, no te culpes, lo haces porque debes desafiar la termodinámica del Cosmos.

Roger Leiton
Departamento de Astronomía Universidad de Concepción

Mi desafío de hoy es escribir una columna ordenando 2500 caracteres de manera medianamente inteligente. Escribo y corrijo por unos 40 minutos y ¡listo! Para que mi cerebro haga la magia, necesito gastar energía. ¿De dónde viene? En parte de mi almuerzo (y del chocolate con almendras que disfruté solo y sin culpa). Tanto el tomate de la ensalada, como el cacao del chocolate, necesitaron luz solar para crecer. ¿De dónde saca energía el Sol? El gas en el centro de nuestra estrella se comprime a enorme presión por su propio peso, transformando parte de la materia solar en energía, y una pequeña fracción llega hasta la Tierra. Mi cuenta energética siempre la termina pagando la gravedad.

Ahora un café latte caliente. La taza pierde energía en forma de calor y se enfría hasta alcanzar temperatura ambiente. Por mi lado, la energía de lo comido se transforma en esta columna, mis funciones corporales, caminar, etc. Pero buena parte también se escapa de mi cuerpo como calor. Yo, eso sí, tengo una estructura más compleja que la taza de café. Estoy hecho de células que se reproducen y forman partes intrincadas como ojos, hígado y manos. Puedo hacer un montón de cosas que la taza no puede (incluso reproducirme), siempre que haya engullido suficiente energía. ¿y de dónde vinieron mis células? Crecieron a partir de las que me heredaron mis padres durante la fecundación, ellos a su vez las recibieron de sus padres, etc., y así hasta la primera célula que existió en la Tierra primitiva. Tú y yo somos la prueba de que la llama de la vida ha estado encendida ininterrumpidamente desde al menos 4000 millones de años.

Mi café se enfría impostergablemente porque al Universo le gusta que todo esté a la misma temperatura. Descuidado, empujo la taza y se rompe en pedazos. Si dejo los trozos quietos, o si los mezclo por toda la eternidad, la taza no volverá a formarse espontáneamente desde sus partes rotas. Una taza tiene un nivel de orden mayor que sus desordenados escombros. Un árbol vivo tiene mayor orden que su tronco transformado en humus. Con el tiempo todas las estructuras ordenadas terminan desintegrándose, indistinguiéndose unas de otras. El Universo tiende al desorden y a la igualdad.

Los seres vivos somos estructuras extraordinariamente más complejas y ordenadas, peleando literalmente hasta la muerte contra la uniformidad térmica del Universo. Internamente nos mantenemos en desequilibrio con el resto del Universo al precio de tener que consumir energía regularmente y emitiendo calor. Así es que la próxima vez que te comas ese trozo extra de chocolate, no te culpes, lo haces porque debes desafiar la termodinámica del Cosmos.