Esta pandemia pone esas habilidades sociales a prueba: la capacidad para actuar colectivamente limitando nuestros deseos individuales en busca de un bien superior.
Dra. Amaya Alvez Marín
Colectiva Justicia en Derechos Humanos
Profesora Asociada Facultad de Ciencias Jurídicas y Sociales
Universidad de Concepción
Nuestro desarrollo evolutivo se destaca, entre otras especies animales, por nuestras destrezas sociales. Esta pandemia pone esas habilidades sociales a prueba: la capacidad para actuar colectivamente limitando nuestros deseos individuales en busca de un bien superior, la posibilidad de planificar y trabajar por una meta distante e incierta.
De manera paradójica se estima que la soledad y el aislamiento reducen la posibilidad de ponerse en el lugar de otros, por lo que el llamado al distanciamiento social como una medida efectiva de lucha contra la pandemia del Covid-19 requiere un trabajo de comprensión de la realidad social por parte de quienes dirigen nuestro país a nivel local, regional y nacional. Me parece que los hechos ocurridos en Chile a partir del 18 de octubre pasado ponen a Chile en una especial situación de fragilidad para esta reflexión.
La prudencia frente a los estados mentales de otras personas es una habilidad que favorece la adaptación. Para ello, la primera condición es la consideración o reconocimiento de la otra persona como un igual. ¿Es (im)posible que un sistema tan profundamente desigual como el creado por la Constitución de 1980 mire a todos los ciudadanos chilenos cómo iguales? En la dimensión afectiva ello supondría comprender las emociones de la otra persona: ¿Dudas acerca de la información científica diversa y cambiante que fundamenta las decisiones de las autoridades en materia de Covid-19?; ¿Agobio de trabajadoras que ahora deben laborar además de cuidar a hijos de corta edad en casa?; ¿Temor de contagiar el virus a los y las mayores de la familia?
La empatía supone diversificar los focos de atención, considerando los pensamientos y sentimientos de esas otras personas con una emoción apropiada. El neurocientífico Facundo Manes nos recuerda que existen dos etapas para la empatía: reconocer y responder. El neoliberalismo impuesto por la Constitución del año 80 exalta el individualismo, la competitividad y la libertad cómo valores esenciales en desmedro de la igualdad. Ello dificulta mucho reconocer las condiciones de fragilidad de tantos ciudadanos y responder poniéndose en su(s) lugar(es): ¿Se han imaginado la angustia que representa para una mujer quedar aislada en el hogar con su agresor?; ¿Comprenden las condiciones de los y las ciudadanas que perderán sus empleos?; ¿Cuál emoción está utilizando el gobierno para pedir aislamiento social: miedo, sanción, comprensión o cooperación?
Cuesta recobrar una empatía y conciencia de alteridad en este escenario de pandemia, ante autoridades que buscan defender el paradigma neoliberal. La Nueva Constitución será una oportunidad para recobrar un pacto social colectivo, plural, solidario y, por ende, empático.