Momento de guardarse. Nada de hacer deporte en lugares concurridos, salir a correr al parquecito y pensar que no le va a pasar nada. Es hora de moverse dentro de la casa, de cuidar al del lado y cooperar.
Llevo varios días encerrado, como casi todos. Al menos, todos los que pueden. Miro por la ventana, donde damos al Bío Bío y hay muchas áreas verdes, y le explico a mi hija que no podemos salir. Que no es un juego. Pero siempre levanta el dedo y me dice “¿y cómo ellos?”. Sí, a una semana de que ya entendiéramos que esto es realmente peligroso, vemos todos los días gente trotando, muy deportiva, con su mejor calza y zapatillas, muchas veces acompañados de sus perros. Como si todo fuera normal y no estuviera pasando nada.
Todos son gente joven, de esos que creen que este virus es una gripe más y que no les va a pasar nada. Bueno, probablemente, no. Pero pueden ser quien contagie a uno que sí las vea oscuras. Puede ser un anciano, un niño. Y con ese nivel de irresponsabilidad, ese anciano puede ser tu abuelo y el niño tu hijo, tu sobrino. Para ellos no será una gripe más. El 80 por ciento de la gente que muere en Italia es de la tercera edad. Trotar y hacer ejercicio hoy, en calles o plazas, no es cuidarse. Es todo lo contrario.
El ejercicio y el deporte siempre son buenos aliados para despejar la mente, sentirse mejor y potenciar la salud. Estamos de acuerdo. Pero olvídese de la pichanga, que ya no hay ni por la tele. Olvídese de la competencia e improvise, haga lo que pueda en el espacio que tenga, como lo hacen los profesores de Educación Física en los colegios de escasos recursos. Con unos conos y un par de cintas mueven a cuarenta niños. No será lo mismo, pero se puede. No salga a la calle porque soberbiamente se siente inmune. Amigo, esta carrera ya no es de a uno. Se gana solo en equipo, es la única manera.
Y, por último, quédese en casa para que nuestros niños no pregunten por qué usted sí puede estar afuera cuando todos le dicen que se quede adentro. Para no responderles que usted es un inconsciente que no se preocupa por nadie y que no entendió nada.