Lo que queda ahora es creer que el turismo de sol y playa sí puede ser una opción de crecimiento.
Pilar Varela
Presidenta de la Asociación Gremial de Turismo y Cultura de Ñuble y Bío Bío (Protur)
Bellavista, Dichato o Punta de Parra son algunas de las playas más reconocidas de Bío Bío. Lugares de tradición, con diferentes tipos de desarrollo turístico que esta temporada, sin duda, tomaron fuerza entre los turistas regionales.
Sin embargo, la costa de Bío Bío aún ofrece kilómetros por descubrir. Parajes poco explorados que necesitan desarrollar de manera armónica una oferta diferente y diversa que integre, no solo actividades tradicionales, sino también nuevas alternativas que mejoren nuestra competitividad turística.
Experiencias de turismo aventura en el mar y costa, propuestas gastronómicas con identidad o incluso safaris fotográficos por los paisajes costeros, son algunas de las alternativas que, poco a poco, van encontrando un nicho en lugares como Chome, Cocholgüe, Quidico, Punta Lavapie, Yani, Colcura, entre otros.
El componente de sostenibilidad hoy es imperativo para el desarrollo armónico, playas y espacios limpios, áreas delimitadas donde acampar y donde no, zonas de acceso demarcado. Un punto clave que buscar mantener y preservar el patrimonio de los lugares para un desarrollo a largo plazo donde los gobiernos locales y el sector privado deben ser protagonistas.
Con una política integrada podremos trabajar siguiendo ejemplos como la estrategia “crecimiento azul” de la Unión Europea, que reconoce la importancia de los mares y océanos como motores de la economía por su gran potencial para la innovación y el crecimiento. En este punto, el turismo es clave como un factor que impulsa el desarrollo de los territorios costeros con vocación turística.
En los destinos que ya cumplen estas condiciones y son competitivos turísticamente, es vital entrar de lleno a la promoción. Sabemos que Bío Bío se caracteriza por tener un público interno, prioritario de abordar, pero tenemos que focalizar esfuerzos en mercado nacional e internacional aprovechando además las conexiones internacionales con las que hoy contamos.
Nuestro mar es extenso, nuestras playas diversas y nuestra industria cada día más fuerte. Lo que queda ahora es creer que el turismo de sol y playa sí puede ser una opción de crecimiento.