Estado de Chile (2010-2020): entre dos terremotos

23 de Febrero 2020 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Diario Concepción

Cuando nadie lo esperaba, Chile volvió a sentir esa sensación de licuación de la maquinaria estatal, de desgobierno.

Manuel Antonio Baeza R.
Sociólogo
Departamento de Sociología
Universidad de Concepción

En la madrugada del 27 de febrero de 2010, un violento terremoto, seguido de un pavoroso tsunami, se produjo en nuestro país, con importantes daños y pérdidas de vidas humanas, especialmente en la zona centro-sur de Chile.

Pero más allá del balance de la catástrofe, nuestra mirada profesional se dirigió rápidamente al análisis de ciertos comportamientos sociales que nos condujeron a escribir un texto publicado aquel año en la revista “Sociedad Hoy”, del Departamento de Sociología de la Universidad de Concepción.

Conceptualizamos, entonces, el fenómeno de saqueos producidos especialmente en la Región los tres días posteriores a la tragedia como un “carnaval perverso”, por el hecho de la desaparición literal aunque provisoria de la norma social -léase garantizada por la autoridad del Estado- durante ese breve período y en donde muchos ciudadanos y ciudadanas parecían tener libertad absoluta para apropiarse de una variedad considerable de bienes de consumo.

Por razones de una gigantesca falla multisistémica que no analizaremos aquí, el Estado y el gobierno de turno se convirtieron en una superestructura ausente y sólo regresaron al escenario público bajo las condiciones de dictación de un estado de excepción constitucional en las regiones del Maule y Bío Bío. Utilizamos la idea de un “Estado zombi”, sin capacidad de intervención oportuna en el drama de una población abandonada a su suerte. Desde Machiavelo en adelante sabemos que el poder político debe ser visto y puesto en escena para ser respetado, en ningún caso desaparecer.

¿Por qué retomar hoy este tema? De seguro, no es solamente por el hecho de la cercanía de una nueva conmemoración de tan funesto evento telúrico, sino por la pérdida relativa de capacidad del Estado en la gestión del estallido social de octubre 2019, en la resolución efectiva de problemas y demandas planteadas al gobierno y a las elites políticas por la sociedad.

Cuando nadie lo esperaba, Chile volvió a sentir esa sensación de licuación de la maquinaria estatal, de desgobierno, de ausencia de respuestas macizas frente, esta vez, a un terremoto social. La idea de “Estado zombi” ha regresado a nuestra memoria. En febrero de 2010, se le pedía restablecer orden público para reconstruir ciudades, infraestructura, vida económica, etc.; en febrero de 2020, se pide respuestas a problemas sociales graves que se han visto acompañados reiterativamente de actos de violencia. A comienzos de marzo 2010, las autoridades fueron retomando gradualmente los niveles respectivos de decisión; ahora, en 2020, la idea de “Estado zombi” debe volver a disiparse, a través de iniciativas sociales estratégicas, restableciendo así la paz social, además de asegurar la posibilidad de su propia auto-transformación mediante un plebiscito.