Opinión

Livia invita a ver su casa

Por: En el Tintero 28 de Diciembre 2019

La conocida frase que sitúa detrás de un gran hombre a una gran mujer, no es ahora, para nada, políticamente correcta, tiene un insoportable tufo de machismo condescendiente, pero hubo casos en los cuales la descripción, un tanto equívoca, era demasiado evidente, como ocurre con el sobrino del asesinado Cayo Julio César, Octaviano, el más débil miembro del triunvirato formado tras ese atentado para calmar a los romanos que querían proceder a una orgía de matanzas de los eventuales responsables.

Ese hijo adoptado por el asesinado dictador, logró ir jugando sus cartas no sólo para conseguir eliminar a Lépido y Marco Antonio, los otros dos triunviros, particularmente este último , hueso durísimo de roer, sino que el Senado y el pueblo de Roma le fueran cediendo paulatinamente poder hasta convertirlo, en el 27 a.C., en el primer emperador, con el nombre de Augusto, supuestamente para restituir el anterior esplendor de la República, aunque en realidad le estaba dando digna sepultura.

Nada de lo anterior podría haber tenido el éxito que tuvo sin las capacidades políticas y la férrea determinación de su esposa Livia Drusila, quien se convirtió en esposa, madre, abuela y bisabuela de emperadores.

No ha perdido capacidad de convocatoria, en la colina del Palatino, se puede apreciar la Domus de Augusto y de Livia, residencias privadas del emperador y su esposa, las habitaciones de ella, con muros decorados con frescos, que han permanecido hasta el día de hoy son objeto de culto por los admiradores del todo el planeta, unos siete millones al año, según la información de la más que satisfecha oficina de turismo romano. La tridestilada aristócrata matrona romana sigue reinando.

PROCOPIO

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