Es del tipo de información que suele aparecer dispersa en todo tipo de publicaciones, esta vez un estudio del servicio forestal de Estados Unidos, concluyendo que los árboles consiguen salvar 850 vidas al año en ese país y prevenir 670.000 casos de síntomas respiratorios agudos, al reducir notablemente la contaminación del aire, mientras más árboles, menor contaminación y a mayor concentración de población humana, mayores beneficios de los árboles para la salud colectiva.
En sentido contrario a este reconocido factor de protección, el planeta Tierra muestra progresivo deterioro de su masa arbórea, la deforestación, los incendios forestales, tormentas de viento y los insectos son los principales motivos de la desaparición de bosques.
No contaban con lo tentadora y rentable que puede ser la deforestación desatada. Un instituto científico brasileño registró, en un mes, la tala de 739 kilómetros cuadrados de bosque nativo. Cuarenta canchas de fútbol por minuto durante 12 meses seguidos. Esto significaba lisa y llanamente la tasa más rápida de deforestación de toda la década. Algunas cifras del Global Forest Watch ya habían encendido varias alarmas. Un documento de esta organización señaló que el planeta perdió más de 15 millones de hectáreas de bosque tropical durante 2017. En Chile falta todavía el respeto a los árboles, se les puede cortar con cualquier excusa, no hay posibilidad de vigilancia efectiva, salvo ante daño masivo. Mientras tanto, a nivel personal, no cuesta mucho plantar un árbol, requiere poco cuidarlo y no puede ser más agradecido; limpia el aire, regula el clima, da sombra, adorna el paisaje, todo con un poco de espacio y otro poco de agua.
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