Un paradigma puede ser, a veces, de extrema peligrosidad, puede dar la sensación de tranquilidad injustificada, puede ofrecer un grado de certeza que no existe, puede ignorar una verdad que parezca diferente a lo esperado. Un paradigma, en términos generales, se refiere a aceptaciones de ideas, pensamientos y creencias, o el conjunto de prácticas o teorías que definen una disciplina. Algo así como el estado del arte en lo que sabe o cree, ya que las teorías son sólo eso, teorías y les falta bastante para ser verdades irrefutables.

Cuando se está cautivo por un paradigma, se mira cualquier cosa diferente como errónea o sospechosa. Como por ejemplo, las nuevas noticias felices desde la capital de la república, informando que muchos aeropuertos del país están siendo mejorados, que en su conjunto, no puede ser más satisfactorio y que, además, el Aeropuerto Internacional de Santiago tendrá importantes mejoramientos, para dejarlo en el mejor nivel de Sudamérica, se supone que para beneficio de todo el país.

Todos podemos estar, si no eufóricos, por lo menos, orgullosos de tener un aeropuerto tan prodigiosamente diseñado, envidia del planeta, observar con admiración a los ingeniosos planificadores que no conciben que pudiera existir una opción más inteligente.

Por fin se ha destruido un paradigma blindado, ahora no todos los habitantes de este largo territorio nacional tendrán que viajar a Santiago para salir al extranjero y salir de aquí mismo, la Perla del Bío Bío, los productores podrán abreviar su extenso periplo para poner sus productos en el mercado internacional. El paradigma de país perfecto con una sola puerta ha perdido validez. Ya era hora.

PROCOPIO