El reciente retorno a los escenarios de la banda penquista Los Bunkers me ha hecho recordar (y reflexionar) esa frase tan chilena que alude a la supuesta indiferencia que el público nacional tiene por sus artistas… “no es como en Argentina”, aludiendo además a una comparación que casi siempre es odiosa.
Claro, dicha mención sostiene que al otro lado de la cordillera los músicos, los cineastas, los escritores e, incluso, los deportistas, son venerados e idolatrados por sus seguidores más allá de los errores y excesos que estos pudieran haber cometido, por el solo hecho de haber llevado lejos el nombre del país y en algunos casos los territorios desde donde salieron. Los casos de Charly García y Diego Maradona son, quizás, los más reconocidos (bueno, el último caso cada vez menos).
Pero vuelvo a Los Bunkers, porque más allá de que era bastante esperada (al menos para mí) la masiva concurrencia de público en los pastos de la Universidad de Concepción, jamás imaginé el número que finalmente llegó. Las cifras más optimistas, entiendo, hablan de 70 mil, echando por la borda otro popular dicho: “nadie es profeta en su tierra”.
No obstante, me pregunto si esto es efectivamente así, si se trata de “un veranito de San Juan” o, quizás, eso de que “Chile Cambió” llegó a tal nivel que, incluso, es apreciable en este tipo de situaciones. Y no es un hecho aislado, como suelen decir los políticos cuando bajan el perfil a determinadas situaciones, porque en estas últimas semanas un tipo como Jorge González también ha vuelto a ser laureado por su obra, la misma que cambió a generaciones de los ‘80 y, al parecer, sigue influyendo en las actuales. En definitiva, si hay algo que ha cambiado en este país, es lo expuesto en este breve comentario. A lo mejor estoy equivocado, pero me gusta creer que efectivamente en Chile ya empezamos a querer un poco más lo nuestro.
Freddy Landeros R.