Saber a quien echarle la culpa
14 de Diciembre 2019 | Publicado por: En el Tintero
La literatura no pocas veces es testimonial, puede ser parte de la interpretación de la historia, que puede cambiar de significado en una mirada nueva, desde otra perspectiva, la cual no siempre resulta justa o correcta. Puede ser lo que ocurre con Eduardo Galeano, quien terminó dando un portazo a su obra cumbre, la mil veces citada “Las venas abiertas de América Latina”, que atribuye la situación desmedrada de la región al constante saqueo de recursos naturales que sufrió nuestro continente a lo largo de su historia a manos de naciones colonialistas, del siglo XV al siglo XIX.
Esa obra se publicó cuando Galeano tenía 31 años y, según el propio escritor, en aquella época él no tenía la formación suficiente para rematar aquella tarea, “ intentó ser una obra de economía política, sólo que yo no tenía la formación necesaria… No me arrepiento de haberlo escrito, pero es una etapa que, para mí, está superada”, esa fue su declaración en la II Bienal del libro, en abril 2014.
El libro tuvo un éxito arrollador entre los jóvenes, convirtiéndose en una especie de Biblia para muchos, que vieron en el la explicación perfecta, aunque apela mucho más a la emoción que a la razón. Carga la culpa de todos los males del continente a otros, ajenos y distantes, propuesta que fue acogida con entusiasmo, ya que nadie de por estos lados resultaba responsable.
En una paráfrasis un tanto desmesurada, se puede decir lo mismo de las venas abiertas de nuestra región, expoliada por el centralismo, cuando en realidad, como ocurre con países latinoamericanos, se puede salir a flote si se asume las responsabilidades y nos ponemos a trabajar en serio, con indeclinable voluntad de salir a flote.
PROCOPIO