No hay nada más reconfortante que escuchar una voz de cordura en medio de la cacofonía de voces distintas y dispersas, un ruido colectivo en el cual participan oradores que no se escuchan los unos a los otros. empresarios, inmobiliarias, inversionistas, cada quien con su visión del uso del borde costero del Biobío, frente a la ciudad, en un proyecto de larga data que tiene por objeto que ésta deje de darle la espalda al río, y le acepte como un recurso de valor inestimable tanto en lo paisajístico como desde la óptica del desarrollo urbano. Crear para Concepción una nueva postal.
La construcción de un mall, ha sido uno de los principales factores para dirigir la mirada en esa dirección, con diversas intenciones, los visitantes y consumidores y aquellos que reconocen una futura oportunidad de negocios con una creciente y muy posible alta plusvalía, el riesgo y la ganancia del primero en llegar. A la espera de integrar realmente esa parte del territorio urbano al resto de la ciudad, que deje de ser el traspatio.
La amenaza radica en el caos potencial, en la compra de terreno y la construcción de cualquier cosa en territorio propio, cada cual por su lado, esperando que en el conjunto todo quede como es debido. Allí surge la voz aludida, es el caveat de algunos arquitectos urbanistas, quienes advierten de la falta de visión global de proyectos para ordenar ese borde costero.
No puede repetirse en ese sector la improvisación, la falta de espacios comunes, la reducción de las áreas verdes la edificación heterogénea, tanto como aquella de objetos clonados, se requiere una cuidadosa mirada de conjunto y un proyecto digno de la foto que todos querrían tomarse cuando se termine.
PROCOPIO