Contra lo que pudiera pensarse, la frase que sigue dista mucho de ser producto exclusivo del ingenio nacional, está en otras partes; “partida de caballo inglés, parada de burro”. Se usa cuando un asunto se empieza con energía, pero se va abandonando, de forma tal que queda inacabado o su conclusión se dilata, mostrando el abandono del ímpetu inicial, la falta de planificación, así como la inconstancia.
La recepción en el Salón de Plenarios del Congreso fue apoteósica, el lugar estaba repleto, tanto así, que la Comisión encargada del Proyecto fue desplazada para dar lugar al quien es quien de la política nacional. Al momento de firmar el proyecto Descentralización y Desarrollo Regional, hace cinco años, la entonces Presidenta Bachelet emplazó a todos los ministros para que dieran el ancho de tal manera que la idea se llevara a cabo.
A pesar de lo explícito del encargo, sigue habiendo problemas con el ancho; el proceso de descentralización ha avanzado bastante a contrapelo, eso sí, con abundantes y emocionados discursos.
Mientras, los políticos continúan ejercitando sus innegables dotes para la maniobra partidista, lo cual se evidencia por un particular interés para adelantarse en el flamante escenario de la elección de una autoridad regional autónoma, con un considerable respaldo ciudadano, amenaza clara para las usuales maniobras clientistas en las bases electorales de regiones.
Se ha dicho ya varias veces, de esta situación de avance espasmódico se puede salir sólo a través de la energía ciudadana regional, para apurar el caballito inglés, ya que el centralismo no se va a rendir sin lucha, el poder no es un regalo que se entregue con facilidad.
PROCOPIO