Ya era hora que sobre este asunto, bastante frecuente, se pusiera mayor atención; la gente envejece y los perros también. Lo interesante es que estos últimos lo hacen con mucha mayor rapidez, ya que duran menos que nosotros. En efecto, la vida de los perros es de seis a 12 veces más corta que la de los humanos, según un estudio de Frontiers in Veterinary Science, por lo tanto, el hombre tiene más oportunidades de ver lo que les pasa a los perros viejos, que a la gente vieja.

Un grupo muy entusiasta de investigadores, que incluye equipos de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y de Medicina Veterinaria de la Universidad de Texas, han obtenido financiamiento del Instituto Nacional de Envejecimiento, de EE.UU. para estudiar qué les pasa a estos fieles compañeros con el paso de los años.

Es bien sabido que los norteamericanos son muy aterrizados a la hora de soltar los billetes, por lo tanto, es razonable preguntarse porqué se embarcan en el estudio más grande y más caro jamás realizado sobre el envejecimiento en perros, ya que esperan estudiar a más de 10.000 de ellos por más o menos 10 años, para ver si pueden mejorarles la esperanza y calidad de vida.

Como es de adivinar, el alcance de esta investigación se extiende mucho más allá: los investigadores esperan que la información que obtengan pueda eventualmente aplicarse también a los humanos, ya que nuestros mejores amigos caninos padecen las mismas enfermedades que nosotros cuando envejecemos y comparten nuestro medio ambiente, mismo aire, misma agua. De ese modo, saber lo que les pasa podría ayudar a tomar mejores medidas cuando se nos junten los calendarios, aunque no hayamos tenido una vida de perros.

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