Lecciones de Robespierre
09 de Noviembre 2019 | Publicado por: En el Tintero
Cada 14 de Julio, los franceses celebran la toma de la Bastilla, el hito que marcó el inicio de la Revolución Francesa, un proceso que no sólo marcó el fin de la Monarquía Absoluta y el Antiguo Régimen en Francia, sino que inició un proceso de cambios de paradigmas en la estructura de creencias en el mundo occidental. Conceptos como los derechos del hombre y del ciudadano, los derechos humanos, las libertades civiles o, incluso, la igualdad de los derechos de la mujer, se comenzaron a configurar en ese proceso, con el sustento teórico de los próceres de la Ilustración que los precedieron, como Voltaire, Rousseau, Montesquieu, Diderot y Dalembert.
Sin embargo, el hito también recuerda el inicio de una etapa dolorosa donde, paradójicamente, la dignidad humana quedó relegada muy por debajo de la defensa de las ideas. Este período nos recuerda el inicio del Terror, en que Francia se desangró por la supuesta defensa de los ideales. En efecto, los líderes revolucionarios no se conformaron con la cabeza de Luis XVI y su esposa, sino que muy pronto comenzaron a ver al enemigo en sus propias filas.
Primero cayeron los girondinos; muy pronto, las disputas internas medraron a los propios Jacobinos, el partido más radical. El carismático Danton, quien se opuso a la carnicería, por prever que terminaría destruyendo a la República y a la Revolución, terminó en la guillotina por gestión de su ex aliado, el inflexible Robespierre. Y es que para “El Incorruptible”, la causa justificaba esos excesos. Así terminaron en la guillotina en un lapso de 2 años, cerca de 40 mil franceses, entre ellos el propio Robespierre y su temido comité de Salud Pública. No está demás recordar que las ideas son siempre buenas, en la medida de que no vulneren a la propia dignidad humana.
Pigmalión