Un grupo de investigadores del Instituto Max Planck para la Ciencia de la Historia Humana acaba de publicar en la revista Nature los resultados de un estudio sobre los orígenes de la cepa de Yersinia pestis, causante de la segunda gran epidemia de peste negra que acabó, en el siglo XIV, con gran parte de la población europea. Estos microorganismos macro mortales ya habían hecho una fatal pasada entre los años 541 y 750.
Ante tamaño desastre, es perfectamente explicable que los científicos se hayan planteado la pregunta básica; de donde salieron estos bichos detestables, que dejaron pueblos completos vacíos, llevándose por delante casi la mitad de la población y que siguieron apareciendo en brotes devastadores que causaron millones de muertos hasta el siglo XIX. La idea era recrear una especie de “árbol genealógico” genético de la bacteria de la peste entre los siglos XIV al XVIII, cuando tuvo lugar la segunda gran pandemia que asoló el continente europeo.
Como era de esperar, había una cepa común, la investigación ha revelado que la bacteria se diversificó en múltiples grupos a lo largo de los años, en la estepa rusa que prevaleció en las primeras etapas de la segunda pandemia. La bacteria pudo sobrevivir en huéspedes, como las ratas, y evolucionó en diversas cepas que fueron las causantes de las epidemias a lo largo del tiempo. No se han hallado descendientes modernos de este linaje de la Yersinia pestis, lo que sugiere que muy probablemente acabaron extinguiéndose.
También puede ser que estén esperando un momento propicio para dejarse caer, aprovechan do los nuevos ambientes del calentamiento global, por si hiciera falta otro poco de infortunio.
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