La no tan famosa minoría silenciosa
18 de Octubre 2019 | Publicado por: En el Tintero
En el ideario colectivo es posible que estén presentes algunas imágenes de la revolución francesa; la ácida crítica al sistema imperante por periódicos incendiarios de corta duración y de cáustica pluma, acompañados de ilustradoras caricaturas sobre el papel de los personajes que estaban motivando una de las conflagraciones sociales más significativas de la historia.
En esos periódicos y panfletos, algunos pensados para ser pegados en las paredes, se ilustra una pirámide de seres humanos en cuya cúspide está el rey y los elegantes miembros de la nobleza, más abajo, miembros de la alta burguesía y en la base, con vestimentas misérrimas, el gran número de personas anónimas que representaban al pueblo, a cargo del sustento de toda la estructura superior.
La actual sociedad tiene una pirámide similar, sólo que mejor maquillada, con una importante diferencia que los políticos y autoridades gubernamentales tienden a olvidar; que están allí, no por la gracia de una divinidad lejana y poderosa, sino por haber sido elegidos, de modo directo o derivado, que se deben al esfuerzo colectivo de la ciudadanía que les puso allí para el mejor funcionamiento de la sociedad y el logro del bien común, a diferencia del cuadro anterior, en el cual la distribución de los roles se había hecho más bien a palos.
En muchos casos, la razón de que esa pirámide se sacuda, pero no se derrumbe, es que los que ayudaron a construirla no son demasiados y están muy interesados que siga allí, mientras los otros, que podrían ser muchos, se limitan a reclamar, sin demasiada autoridad, un tanto distraídos, con una gran capacidad de amnesia y más ganas de ocuparse de sus propios y particulares asuntos.
PROCOPIO