Las piedras que estaban en el fondo
11 de Octubre 2019 | Publicado por: En el Tintero
El capellán de la nobilísima y españolísima casa de Alba, en 1925, el alemán Hugo Obermaier era, además de perdonador de pecados gordos, aficionado a la arqueología, actividad vagamente relacionada. Andaba en eso, cerca de Peraleda de la Mata, cuando vio un grupo de piedras medio enterradas. Estuvo excavando en el lugar durante años, hasta que logró despejar un conjunto de piedras: un dolmen o conjunto megalítico de entre cuatro y cinco mil años de antigüedad. Dejó las piedras allí, por pesadas, pero los objetos en los alrededores fueron a parar directamente a Berlín.
El dolmen de Guadalperal estuvo a la vista de todos, hasta que en 1963 se construyó el embalse de Valdecañas y las aguas del Tajo lo inundaron y lo hicieron desaparecer, eso hasta ahora, cuando debido a la sequía y el trasvase de agua a Portugal, lo han dejado de nuevo a la vista. Ahora se plantea el problema de qué hacer con el dolmen, para que no se destruya o alguien se lo lleve para la casa.
Se trata de un centenar de piedras de granito, muchas de pie y algunas caídas. Se puede apreciar aún la forma ovalada de la cámara principal y los restos del corredor de veinte metros que unió la ribera del Tajo con el monumento hace milenios, tiene un gran menhir con un misterioso tallado en una de sus caras: lo que parece ser una serpiente, muy interesante, pero igual es un regalo que compromete. Los estudiosos están convencidos de que este lugar fue un importante centro religioso y económico de la Región y piden que se traslade a un lugar no inundable.
Por acá somos demasiado nuevos como para esperar descubrimientos así en casos de sequía, lo más probable es que sólo descubramos que se nos está acabando el agua.
PROCOPIO