Opinión

El enemigo en la pantalla chica

Por: En el Tintero 26 de Septiembre 2019

Para el espanto de no pocos estudiantes, cuya vida yace en la palma de la mano que transporta el celular, hay colegios que están llegando a los límites mismos de la barbarie y han exigido a sus alumnos que hagan entrega de esos dispositivos al llegar al establecimiento, para devolvérselos sólo al abandonar el recinto. Una situación escalofriante.

Es posible que esa iniciativa se multiplique, al menos por dos grandes razones; la primera es que ha emergido la necesidad de proteger a los niños del ciberacoso, un abuso que se perpetra en el mundo digital y que no se visibiliza lo suficiente porque no suele estar acompañado de amenazas físicas. Sin embargo, a poco andar, los afectados descubren lo lesivo que puede ser la diseminación de fotografías de ellos exponiendo debilidades o eventuales defectos y rumores maliciosos y malintencionados, que circulan masivamente en su medio, en su escuela, una situación que puede agravarse rápidamente, ya que los agresores se envalentonan detrás del anonimato de la pantalla de una computadora.

La segunda evidencia es la interferencia con el proceso de aprendizaje, que para que se realice requiere, al menos, atención e interés, condicionantes que el uso invasivo de los celulares hace desaparecer.

Por otra parte, los colegios que han retirado los celulares han comunicado felices resultados, incluso apreciados por los mismos jóvenes, mejoras en la convivencia, disminución del acoso, cambios muy positivos en el ambiente escolar y en el clima de las relaciones interpersonales.

No se ha medido todavía las ventajas de regresar al mundo de la realidad y personas al frente, en vivo y en directo.

 

PROCOPIO

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