Opinión

De economía y cambio climático

Por: Diario Concepción 25 de Septiembre 2019
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Andrés Cruz Carrasco
Doctor en Derecho, presidente Corbiobío

En la Universidad de Cambridge, a fines del siglo XIX, se abrió la primera cátedra de economía, que se dice se escindió del Departamento de Filosofía Moral. Esto no debería sorprender a nadie, si pensamos que antes de la “La Riqueza de las Naciones”, Adam Smith escribió “La Teoría de los sentimientos morales”, esforzándose por darle un contenido moral práctico al primero de los textos referidos.

Sin embargo, muchos economistas se han limitado a aplicar técnicas matemáticas y estadísticas para explicar el fenómeno económico, sin tomar en cuenta que lo que se analiza sigue siendo el comportamiento humano enfrentado a problemas económicos. En los países con democracias consolidadas con un Estado proactivo que asegura la libertad individual, diseñando reglas y garantías que promuevan el ejercicio de esta libertad, son aquellos que han demostrado ser más exitosos en su lucha contra la infelicidad, ya que además se encargan de proveer bienes públicos, como salud, seguridad social, incentivando el desarrollo científico en todas las áreas, interviniendo activamente en la educación para impedir la segregación e intolerantes tasas de desigualdad, que conducen a la frustración, resentimiento y desesperanza, ingredientes que permiten reclutar a los enemigos de la democracia. Para este autor: “El estado garantiza el acceso universal a la educación, aumenta el capital humano y la riqueza de las naciones. Crece su recaudación futura, lo cual le permite incrementar la inversión en educación y crear círculos virtuosos”.

Esto implica que no se trata sólo de crecimiento económico. El medio ambiente resulta ser una variable que siempre debe estar presente. El aire tiene valor, pero eso no significa que podamos ponerle un precio y lo mismo debería ocurrir con el agua. La economía puede contribuir, recordando sobre todo su génesis en la ética, en el diseño de una regulación que gestione para darle una solución adecuada a estos problemas, sin dejar de lado que no se trata sólo de aumentar la producción y las ganancias de manera legal, sino que debe ser también de forma legítima. Se trata de un asunto de justicia y no sólo de ley. La miopía económica centrada en resultados numéricos, pero que deja de lado los efectos ecológicos de determinadas industrias y del modelo de vida actualmente vigente están desestabilizando la biosfera global en múltiples frentes. Al tomar recursos y desechar basura y veneno estamos siendo los protagonistas de la aceleración del cambio climático, lo que es equivalente a señalar que nos estamos suicidando por la inercia de nuestra absurda actitud apática e indolente.

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