Chile es el cuarto país con menor nivel de felicidad en el mundo, un bien cada vez más escaso, según el Informe Ipsos Global Advisor on Global Happiness 2019, bajando 21 puntos porcentuales en relación al año pasado. Afortunadamente, sólo un 7% de los compatriotas se siente muy infeliz.

El factor más positivo es que el 53% está feliz con el rumbo que está tomando su vida. Según los autores de esta investigación, en todo el mundo, la felicidad bajó seis puntos porcentuales desde el año pasado, siendo Argentina la más infeliz de las 28 naciones estudiadas.

En contraste, el Informe Mundial de la Felicidad, que desde 2012 publica la Organización de Naciones Unidas, publicado por la Red de Soluciones de Desarrollo Sostenible, el 20 de marzo -día que la ONU han declarado como el Día Internacional de la Felicidad-, de este año, no nos deja tan malparados. Si bien es cierto, con algunas variaciones menores, se mantienen en sus puestos los países súper felices, en este mismo orden, Noruega, Dinamarca, Islandia, Suiza y Finlandia , los chilenos quedamos como los segundos en Latinoamérica, después de Costa Rica y en el lugar 20 del mundo, una posición bastante decente, al ponderar las seis variables claves que procuran el bienestar: ingresos, libertad, confianza, esperanza de vida saludable, apoyo social y generosidad.

Es para creerle a las encuestas, con estos datos no sabemos si estaremos bien para el Dieciocho o en pleno valle de lágrimas, con igual escepticismo podríamos valorar otras encuestas que andan por ahí motivando resoluciones y discursos para la platea. El sentido común indica que la felicidad es una condición muy difícil de poner en la balanza.

 

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