Las inseguridades de la magia

Suele haber en la comunidad humana mundos paralelos, muchas veces se desconocen, no se tocan, se desarrollan en su propia esfera, sin verse. Fenómeno más frecuente en situación de aislamiento, como en tiempos remotos, cuando dos pueblos separados por una par de decenas de kilómetros nunca interactuaron y tenían visiones diferentes del mundo, las cuales expresaban en sus propios idiomas. No en la actualidad, la civilización global deja poco espacio para los mundos paralelos en el anonimato.

Conviven en Chile varios de esos mundos, pero en estos precisos tiempos hay dos que se enfrentan rotundamente, el de la realidad, formado por aquellos dedicados a construir, con trabajo efectivo, un mundo mejor para ellos sus familias y que, gracias a ese esfuerzo, se han encontrado con la posibilidad de generar productos útiles de la más diversa naturaleza, son los que enfrentan los compromisos, los que pagan sus deudas.

Por otro lado, están los vendedores de ilusiones, los que ofrecen renovar el mundo en pocos días, transformar el país y sus valores como por arte de magia, los que juegan con los problemas, transformándolos en caricaturas que pueden resolverse con adecuados y eufónicos juegos de palabras, en convicciones ideológicas. Algunos sin haber tenido jamás que enfrentar la realidad cotidiana de los primeros. Lamentablemente, los últimos mensajes de nuestros líderes semejan en muchos casos señales de humo, esperando ser dispersas por el encuentro con la realidad, grandes planes, elaborados diagnósticos, sueños inspiradores con poco suelo. Sigue siendo recomendable ponerle el hombro, sin esperar regalos de navidad.

PROCOPIO