A principios El del año 1550, al segundo día de haber acampado Pedro de Valdivia en los terrenos donde hoy se asienta la ciudad de Concepción, a este lado del Andalién, cae sobre el campamento español el ejército de indios que algunos cronistas hacen llegar a la cifra de quince mil, según Valdivia 20.000, cálculos un tanto dudosos, pero igual deben sido harto más que los peninsulares.
El enfrentamiento se produce dónde está actualmente nuestra ciudad, ya que según las crónicas en un terreno llano, pasado el Andalién cerca de unas pequeñas lagunas de agua dulce. Según la descripción de Don Pedro “con tan grande alarido e ímpetu, que parecía hundirse la tierra y comenzaron a pelear tan reciamente que ha treinta años que peleo con diversas naciones e gente e nunca tal tesón he visto en el pelear como éstos contra nosotros”.
La batalla se desarrolla en forma cruenta y en el momento en que Pedro de Valdivia presiente perdida la batalla decide, ordena como último recurso, echar pie a tierra, cerrar filas con picas y mosquetes y restablecer el combate hasta dispersar a los indígenas, que se retiran con muchas bajas y muchos heridos. En vista de la lamentable falta de hospitalidad, Valdivia decidió hacer un fuerte en Penco, alejado del Bío Bío, lugar que le mereció toda surte de elogios, según carta que se apresura en hacer llegar al rey.
Lo que no sabía don Pedro es que por esas tierras dejaría la vida, que no había hecho otra cosa que dar por iniciada una historia que se sigue escribiendo ahora mismo, la que al monarca español le costó, como declara en una carta, “lo mejor de sus Guzmanes” y al Chile de hoy algunos Intendentes, cientos de comisiones y uno que otro Ministro del Interior.
PROCOPIO