Opinión

Descentralización por objetivos

No es sólo solicitar más recursos, sino asignarlos con eficiencia y con mayores estándares vinculantes mayores.

Por: Diario Concepción 27 de Agosto 2019
Fotografía: Carolina Echagüe M.

Augusto Parra Ahumada
Presidente de la Fundación República en Marcha

La descentralización desde la mirada de la reivindicación de los territorios postergados, adquiere una fuerte carga emocional y tiende la concurrir en la búsqueda sólo de avanzar desde las regiones en mayor autonomía, política, administrativa y fiscal, descuidado sus objetivos centrales.

Podríamos definir como objetivo, siempre como un imperativo moral, la reducción de la pobreza por ingresos, la reducción de las brechas determinantes de la pobreza multidimensional en el territorio, la reducción de las desigualdades territoriales arbitrarias y la asignación de bienes públicos que vayan en la dirección de propender a la igualdad en dignidad y derecho, el impulso al desarrollo de las regiones en una mirada integral, inclusiva y sostenible; al desarrollo de territorios inteligentes en observancia a la agenda 21 y a los 17 objetivos del desarrollo sostenible; al impulso a la diversificación e incorporación permanente de valor a la matriz, para la competitividad, a un ordenamiento territorial que armonice la calidad de vida con la vocación industrial y productiva de una región de fuerte tradición industrial, a liderar el abordaje de la emergencia climática y desde luego todo aquello comprendido en los instrumentos de planificación regional, EDR, Pladecos y Prot.

De las medidas propuestas y en discusión a la fecha no nos hemos preguntado cuales pueden servir a este u otros objetivos definidos y a medir de qué manera vamos alcanzando el cumplimiento de estos objetivos, en el siglo XXI con las tecnologías hoy disponibles no parece lógico diseñar e implementar políticas públicas que no tengan objetivos medibles, es el comienzo de la modernización del Estado, Modernización que debe ser hermana siamesa de la descentralización, para que la descentralización no se convierta en un botín político, sino en un instrumento real al servicio del desarrollo de los territorios.

No se trata sólo de solicitar más recursos y poder sino de asignarlos mejor con eficiencia y eficacia en dirección de objetivos y en el marco de una planificación que debe ir adquiriendo estándares vinculantes mayores.

La idea es que los instrumentos de planificación adquieran un peso ordenador en materia de prioridades. Claramente el desarrollo regional requiere visión de estado y pensar la Región en las próximas generaciones.

La agenda de descentralización planteada a partir del informe de la comisión asesora presidencial del año 2014, presidida por Esteban Valenzuela, constituye un aporte valioso y quizá el más valioso de la historia reciente en materia de descentralización, pero al mismo tiempo creo es necesario revisar el orden de prioridades que ha ido adquiriendo en el debate político.

Creo que se deben ir priorizando la reforma constitucional, que fija el marco institucional a partir del cambio de naturaleza del Estado y su distribución de Poder; abordando el debate en materia de redefinición de la división político y administrativa (Regionalización); pensando un sistema de inversión público que no reproduzca desigualdades territoriales y que facilite los frutos del progreso llegue a los sectores más apartados, donde no han llegado; seguir en la senda del fortalecimiento y el traspaso de competencias; con una descentralización financiera y fiscal que propenda a alcanzar gradualmente el 30% de presupuesto descentralizado el año 2030 que nos permita equiparar el promedio Ocde.

También es necesario abordar la elección de gobernador regional, poniendo urgencia al marco que la acompaña, pero con la responsabilidad que asegure el cumplimiento de los objetivos de fondo.

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