Valentina Rioseco
Programa de Estudios Europeos, UdeC
Por primera vez, un Alto Comisionado de Naciones Unidas para Refugiados visitó Chile. Ello ocurrió el pasado 13 de agosto, cuando el actual Alto Comisionado, Filippo Grandi, se reunió en Santiago con el canciller y con organizaciones de la sociedad civil. Tanto su visita como su posterior declaración, nos permite reflexionar tres ideas.
La primera tiene que ver con un asunto que las estadísticas ya decían claramente: nuestro país se ha transformado en uno de destino de personas migrantes, solicitantes de refugio y refugiadas y esto ya no sólo es percibido a nivel interno, sino que también es sabido por la comunidad internacional de la que Chile es parte.
La segunda idea viene de lo declarado por el propio Alto Comisionado. El derecho al refugio no sólo importa la obligación del Estado de reconocer dicha calidad cuando la persona reúne las condiciones necesarias para ello, sino que además conlleva la obligación de garantizar el derecho a solicitar este reconocimiento, incluso en fronteras. Eso quiere decir que ningún agente del Estado se puede negar a entregar los formularios para solicitar refugio, ni impedir de cualquier modo esta solicitud. De hacerlo, arriesgan infringir el principio de no devolución y la prohibición de expulsiones colectivas. Hechos como estos ocurren tanto en la frontera como en oficinas regionales. Clínicas Jurídicas y ONGs han dado cuenta de este asunto y recientemente la Corte Suprema ordenó a Extranjería entregar los formularios a dos personas a las que se les había negado a posibilidad de solicitar refugio.
La tercera idea. Chile recibió por primera vez al Alto Comisionado, pero no es primera vez que un Alto Comisionado visita un país de destino de refugio y migraciones. En efecto, Acnur es una agencia de la ONU que nació a fines de 1950 con el objeto de ayudar a los millones de europeos desplazados por la II guerra mundial. Sus casi setenta años de experiencia protegiendo y asistiendo a personas refugiadas alrededor del mundo nos permiten mirar también las soluciones de largo plazo que propone, dentro de las que se encuentra la integración. En efecto, en una nota para la Unión Europea, Acnur aclaró que para que la integración sea efectiva, debe ser entendida como un proceso bidireccional, que incluye la disposición por parte de las personas refugiadas de adaptarse a las sociedades de acogida, sin tener que abandonar su propia identidad cultural y la disposición por parte de las comunidades de acogida y de las instituciones públicas para recibir a estas personas y satisfacer las necesidades de una sociedad diversa. Este concepto de integración se extiende también a personas migrantes.
Aunque los actuales desafíos que involucran la migración y el refugio parezcan nuevos para Chile, muchas de sus soluciones ya han sido propuestas por agencias como Acnur. Ellas tienen en común tratar estos fenómenos desde una perspectiva de derechos. Garantizar la solicitud de refugio y promover procesos de integración bidireccionales son alguna de estas soluciones.