Una gobernanza regional de calidad depende del compromiso que tienen los Estados para construir y fortalecer los objetivos de la integración regional, para el bienestar de sus ciudadanos.
Dr. Michel Levi
Universidad Andina Simón Bolívar, Ecuador. Colaborador del Programa Estudios Europeos
Universidad de Concepción
La renovación de las autoridades comunitarias en las instituciones de la Unión Europea (UE) resalta algunos cuestionamientos que se plantean los ciudadanos, dentro y fuera de Europa, sobre el estado actual del proceso de integración.
En la actualidad el proceso europeo parece que ha entrado en un momento de confusión a raíz de los diversos problemas que ha debido enfrentar. Por ello, las instituciones comunitarias deberían revisar el sentido y objetivos de la integración regional establecidos en los tratados constitutivos de la UE. Nos referimos, sobre todo, a los Estados miembros que forman parte de la UE sin asumir los objetivos del establecimiento de un proceso político, con una visión más allá de los Estados nacionales.
Los procesos democráticos efectuados en Europa en los últimos meses dejan la preocupación sobre el regreso de nacionalismos que no creen en la integración como mecanismo para concretar objetivos políticos comunes de bloque regional. Por otra parte, el Brexit no puede condicionar ni las fortalezas de la integración europea ni su desarrollo futuro. Es lógico que un Estado que no quiera ser parte del bloque pueda retirarse con las implicaciones que su salida produce en los ámbitos nacional y regional.
En los países europeos los procesos democráticos son el fundamento de la elección de gobiernos que representan a diferentes tendencias y fortalecen el estado de derecho. Las decisiones de los ciudadanos a través de los mecanismos electorales, pueden orientarse hacia la profundización de los objetivos de integración regional o a la conclusión de los vínculos generados bajo esa dinámica. Sin embargo, la voluntad popular expresada en el ejercicio de la democracia no representa necesariamente el interés común de los ciudadanos y del Estado.
Una gobernanza regional de calidad depende del compromiso que tienen los Estados para construir y fortalecer los objetivos de la integración regional, para el bienestar de sus ciudadanos. La salida de un Estado del proceso de integración sólo debe fortalecer la lógica de la gobernanza regional en los ciudadanos, instituciones comunitarias y en los Estados de la UE, que construyeron el proceso más representativo de integración regional en el mundo.