Opinión

El poder oculto de las palabrotas

Por: En el Tintero 28 de Julio 2019

La ciencia no falla, es de esperar, nuevos antecedentes aportados por sabios inspirados podrían explicar por qué los chilenos son tan estrepitosamente mal hablados, ya que la situación de vulnerabilidad, o de abundancia financiera, ni el nivel educacional tienen con este comportamiento una relación directa.

Desde chicos se nos ha enseñado, al menos a la generación que ya lleva algún tiempo en este planeta, que hay palabras de mal tono, que son  inapropiadas, incluso cuando tenemos dolor, que demuestra un vocabulario pobre, o es en cierta forma señal de pertenencia a una clase inferior. Sin embargo- aquí está el aporte de la investigación-  las groserías tienen un fin fisiológico, emocional y social y son efectivas solamente, porque son inapropiadas, es la “paradoja de la vulgaridad”. Un estudio en Harvard revela que decir palabrotas puede aumentar la habilidad para soportar el dolor,  cuando se quiere resaltar algo y palabrotas usadas como disfemismos para expresar opiniones de manera provocativa, estirar la pata por morir, es un ejemplo. Decir palabras soeces tiene beneficios más allá de hacer más colorido el lenguaje, también puede ser catártico.

Es curioso, pero otro estudio prueba que mientras más rico es el lenguaje de la persona, mayor puede ser su capacidad para usar groserías, lo cual derriba el mito de aquellos que las usan porque no conocen otras. Por lo tanto, “si la fluidez aumenta, también lo hace la habilidad de decir malas palabras, no al contrario”, concluye el satisfecho investigador.

Eso debe ser, los chilenos tenemos a lo mejor mayor necesidad de catarsis, más conflictos que resolver a palabrotas, teoría por confirmar.

 

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