La planificación y gestión urbana son decisivas para generar ciudades y regiones socialmente integradas, ecológicamente sustentables y económicamente viables.
En todo el mundo las ciudades se han vuelto en el centro y el motor del desarrollo. Como consecuencia, crecimiento económico y urbanización son procesos estrechamente vinculados, por las economías de escala y de concentración que se crean, en una correlación evidente.
Un ejemplo de esta planificación urbana es el desarrollo de enclaves residenciales que albergan a grupos sociales dentro de una estructura urbana. El Gran Concepción abriga a varios de estos centros residenciales, caracterizados por tener un perímetro cerrado con dispositivos de seguridad, viviendas de buena calidad, código de convivencia y edificación e infraestructura social y deportiva.
También ocurren definiciones del espacio urbano en forma espontánea. Por distintas razones, determinadas zonas de la ciudad se combinan de manera aparentemente aleatoria para formar un nuevo polo de convivencia, oferta de servicios, modelo de negocios, de entretención, entre otros usos.
Los gestores de las urbes son los llamados a administrar todas las variables que traspasan la evolución urbana. Identificar la diversidad de actores que participan en este proceso, la singularidad de sus motivaciones e intereses es un buen paso en la construcción de una ciudad a escala humana y orientada a los ciudadanos que en ella habitan.
AQUINO