La ciudad de Concepción ha crecido mucho en los últimos años, sencillamente no es lo que era, un pueblo grande en el cual, con frecuencia, se comentaba que era posible conocer a los ciudadanos, se circulaba en espacios menores y para ciertos asuntos todos parecían concurrir con igual propósito a los mismos sitios, ir al centro, era una frase que relataba un trámite familiar y gregario, ya que rara vez se regresaba se ese tipo de excursión sin el relato de algún encuentro con amigos o conocidos comunes.

El tamaño de la ciudad hace posible que ocurran ahora toda suerte de cosas que escapan al común conocimiento, malas cosas, acerca de las cuales más vale no saber demasiado y buenas cosas que es una lástima que no se sepan.

Una ciudad grande está casi siempre en obras, sobre todo la nuestra con una larga data de destrozos, con una lista larga de tareas por cumplir. En ese escenario, las iniciativas tienen a veces una oportunidad de ser conocidas, cuando se adoptan las decisiones o cuando se informa sobre el grado de avance o la aparición de dificultades. El resultado de esas circunstancias es que de pronto la ciudadanía recuerde una iniciativa y no sepa en qué estado se encuentra, dudando de la preocupación o eficiencia de los que estaban a cargo. Aunque la situación, sin su conocimiento, ya esté resuelta.

Sería bueno que las autoridades mejoraran el modo de dar periódica cuenta del avance de los proyectos en ejecución, es el tipo de publicidad más justa, informa de lo que sucede, hace partícipe a los ciudadanos del estado de la situación y del crecimiento de su ciudad. En la justa medida, a todos nos interesa saber que están haciendo con nuestra casa.

PROCOPIO