Suban el volumen a “Nico” Maturana

Volante de la UdeC criticó instalación de los medidores inteligentes, en transmisión del CDF, y se ganó los aplausos de la gente, en tiempos donde se prohíbe tanto y se minimiza el rol del futbolista.

Desde que llegó, no había querido hablar con la prensa. Maturana era de mandar saludos a su pareja por el CDF, sin mucho filtro, y esa espontaneidad sacó más de una burla. El Nico se sintió incómodo. Esa tarde, tampoco quería hablar. Lo sacaron de camarines, con chalas, listo para ducharse. Era la figura del partido, los dueños del fútbol mandaban que hable. Pero ese día no mandó saludos a su amada, sino al Gobierno. A este, al anterior. Dijo lo que todos pensamos, en un contexto donde generalmente se habla sin contenido.

Y sacó aplausos. Por valiente, por no olvidar de donde viene. Porque Maturana hoy tiene un buen sueldo y más que merecido, pero no por eso va hacer vista gorda a lo que pasa a su lado, con sus vecinos, parientes, amigos. Con la gente misma. Porque lo de Maturana no tenía que ver con Bachelet ni con Piñera, más allá del nombre que puntualmente citó. Tiene que ver con la injusticia y el abuso aplicado por años desde los que están arriba. Ese que Maturana vivió de niño, ese que sufren los jubilados. Ese que ya se hace insoportable.

Maturana no fue muy preciso en las cifras, da lo mismo. Nico dio en el clavo igual. Porque en tiempos donde los futbolistas se tapan la boca para que la TV no sepa qué hablan, el zurdito fue de frente. Sin miedo, como en la cancha. Y les recordó a todos que el deportista no es sólo goles y buen rendimiento, es un actor social importante. Es ejemplo y tiene una tribuna importante para, de vez en cuando, ir más allá del 4-4-2 y el “hicimos bien las cosas”. Puede decir cosas, ser voz del hincha y gritar por ellos.

Qué bueno que no hubo castigo para Maturana. ¿Por qué debía haberlo? Que mañana otro nos recuerde un humedal violado, lo horrible que está la salud, la corrupción sin castigo. Por favor, que no se callen los Nicos.