Se aproxima, inexorablemente, el momento de cambiar la hora en nuestros relojes, con todas sus consecuencias, altamente debatibles y que agitan las aguas de la opinión por varios días, hasta que encontremos otros asuntos por los cuales reclamar.
Se trata de cambiar y los cambios parecen tener, casi siempre, una carta bajo la manga, desafían cualquier capacidad de anticipación, de tal manera que siempre habrá consecuencias impensadas, algunas buenas, pero no todas.
Ha habido muchas opiniones al respecto, bajo la mirada compasiva del Padre Tiempo que sencillamente sigue pasando, pero se puede recordar, antes que alguien se anticipe a lucirse, que los desconocidos de siempre mantienen una atenta y ávida mirada a las nuevas oportunidades.
Hace un par de años, los diputados de la Comisión de Seguridad de Ciudadana informaron de aumento de la delincuencia en horario matinal, las cifras de Carabineros habían confirmado que, en comparación con el año anterior, entre las 6:00 y las 8:00 horas, aumentaron en un 23,4% los robos con intimidación, robos con sorpresa, robos con violencia y hurto a nivel nacional, entre los periodos de 1 de abril y el 2 de junio.
No pasó mucho, la política respondió con su natural y evasiva agilidad y el subsecretario de Prevención del Delito, afirmó que “no hay que sacar conclusiones apresuradas”, como si fuera pecado encontrar algo que parece no marchar. Así, se terminó el escándalo del cambio horario y a otra cosa, mariposa. La advertencia puede ser válida, ahí vamos otra vez, a tomar precauciones.
PROCOPIO