La debida atención a las etiquetas

29 de Marzo 2019 | Publicado por: Procopio

Hemos tenido halagadores comentarios internacionales por la iniciativa de ponerle etiquetas a los alimentos y, efectivamente, es una asunto como para exhibir con orgullo el pabellón patrio, pero en la contraparte está la necesidad de que nos cuenten la verdad, que efectivamente los rombos negros o las listas de cosas que los alimentos dicen contener, sean reales e inofensivos.

En un control anterior, hubo cierta inquietud, porque se verificó algunas anomalías, no en productos exóticos, sino en alimentos de consumo cotidiano, como el pan integral o el conocido como pan de molde light, el que demostró, bajo las condiciones del ensayo, tener un 180% más de grasa de lo que indica su envase, en tanto, que otra marca del mismo tipo de pan, tenía un 36% más de calorías.

Llegado el turno a los aceites de oliva, tres marcas conocidas fueron definidas como lampantes, este último término describe un aceite virgen que se presenta defectuoso por distintos motivos, haber utilizado aceitunas degradadas, problemas o defectos en los procesos de elaboración, etc. La industria puede mejorarlo y dejarlo apto para el consumo, aunque efectivamente “lampante” indica que es bueno para lámparas.

En el ítem yogures, varias marcas tenían una composición diferente a la proclamada en su etiqueta y que bien publicitada resulta en aumento de precio. Hemos presenciado una guerra de guerrillas entre las marcas de leche, que si son de vacas de aquí o de allá, sin es reconstituida o mezclada, así con casi todo. Condorito habría exigido una explicación.

 

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