Entender que sin agua no hay nada

27 de Marzo 2019 | Publicado por: Procopio

El evolutivo tropiconce, tiene descripciones más bien humorísticas de la caprichosidad del clima. Sin embargo, de a poco esa especie de broma se transforma en preocupación legítima, para creyentes o escépticos en el fenómeno de calentamiento global. Hay menos agua, una declaración que, para muchos, duros de mollera, es una situación del momento y dentro de poco estaremos con el agua al cuello.

Si se hace un inventario, para tener este asunto claro y no darlo por entendido, la Región no estaría tan desprovista. Los recursos hídricos están en dos grandes hoyas andinas; Bío Bío e Itata, y cuencas costeras como las de los ríos Andalién, Carampangue, Paicaví y Lebu. Además de  los lagos Icalma y Galletué, lagos de origen del río Bío Bío, y el lago Laja, conocido también como la laguna del Laja por ser el origen del río homónimo.

Además en la ciudad tenemos cinco lagunas y algunos humedales sobrevivientes, sin embargo, hay localidades en la Región con sequía plena, y para peor con antecedentes ya viejos, para no ir demasiado lejos, el 2017, tan sólo en el mes de marzo, la Región del Bío Bío había aumentado de 17 a 47 comunas las emergencia agrícola.

Vamos a tener que hacernos cargo, a pesar de las bromas por las campañas para acortar el tiempo de las duchas, o romper el paradigma de ese acto en solitario. Ya sabemos que con todo lo que llueve, a cántaros, con ríos en vez de calles y lagunas urbanas ocasionales, no dejamos de estar con agua de menos, mientras antes nos convenzamos que hay que cuidarla, mejor, además, está carísima.

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