Interrupción del apego

01 de Marzo 2019 | Publicado por: Diario Concepción
Fotografía: Cedida

Anneliese Dörr
Directora Departamento de Psiquiatría Universidad de Chile

Para comprender el daño que pueda producirse en un niño que se lo separa de su madre o “cuidadora sustituta”, hay que conocer un poco sobre cómo se crea en el ser humano el “apego” y la capacidad para hacer vínculos.

En los primeros dos años de vida, se estimula la capacidad emocional, es decir, existiría un periodo crítico que sería la base para que el niño pueda, posteriormente, experienciar sentimientos hacia otros, la capacidad de amar, empatizar, conmoverse.

En general, la maduración de cualquier habilidad, sea esta emocional, musical, lingüística, lógico-matemática, tiene un momento especial en que debe ser estimulada para que se produzca el aprendizaje. Es un periodo en que el organismo está neurológicamente preparado para funcionar y responder ante los estímulos específicos que dan lugar al desarrollo de cierta habilidad. A este periodo se le suele llamar “momento crítico o ventana de oportunidad”. Es un periodo variable para cada habilidad (afectiva, motora, lenguaje, etc…) y en el cual todo el sistema está neurológicamente maduro y preparado.

Los estudios que se han hecho en niños institucionalizados, es decir, que han sido separados de sus padres, muestran que lo determinante es el momento de la separación, siendo los dos primeros años los más delicados. La capacidad emocional y de vínculo se logra si el bebé tiene un cuidador en exclusividad para él, generalmente la madre. A través de la repetición del estímulo, el niño comienza a reconocer ese olor, esa voz, esa mirada, ese tacto. Es esa la persona que asocia con bienestar y satisfacción de sus necesidades, quien lo contiene y le pone nombre al afecto que lo inunda.

Separar a un niño de su cuidadora principal, la que puede también ser la madre sustituta, es provocarle un daño irreparable. No se entiende que hasta el día de hoy no se agilicen los trámites de adopción en el país y se tenga a los niños en hospicios u orfanatos, dañándose. Se sabe que los primeros 6 meses de vida son cruciales para el vínculo y que es poco probable que exista un cuidador por niño.

Las instituciones y el Estado deberían apoyar situaciones como la que está viviendo el niño de dos años en Concepción. Es decir, se debería privilegiar la adopción por parte de los guardadores que se han hecho cargo del niño en sus dos primeros años de vida y con los cuales ya creó un vínculo. De esta manera, se le evita una segunda pérdida y, demás está decirlo, todos los daños emocionales y conductuales que conlleva una separación y una interrupción del apego.